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Ver todas las noticiasAyudamos en Burundi a la población afectada por el coronavirus, las inundaciones y el hambre
Así es la difícil situación de muchas personas en el barrio Don Bosco Buterere, donde las inundaciones han obligado a cientos de familias a buscar un refugio al haberse quedado sin hogar. Casi 700 familias se encuentran en esta situación por las lluvias torrenciales de las últimas semanas y no pueden satisfacer sus necesidades básicas ante la escasez de alimentos. Una vez más, hemos salido a su encuentro para proporcionarles alimentos y asistencia médica.
La situación es bastante parecida en gran parte de la región oriental de África. Alrededor de 20 millones de personas viven en situación de inseguridad alimentaria, pero el dato podría dispararse en los próximos meses hasta los 34 millones. Existe una triple amenaza que afecta a toda la población: la plaga de langostas, el coronavirus y graves inundaciones por las fuertes lluvias.
El brote de langostas comenzó en enero y está ya en su segunda fase. Según la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) podría ser 20 veces peor que la primera.
Una triple amenaza ha disparado el hambre en la zona: brote de langostas, coronavirus e inundaciones
El Programa Mundial de Alimentos (PMA) estima que ya hay 20 millones de personas pasando hambre en Yibuti, Eritrea, Etiopía, Kenia, Somalia, Sudán del Sur, Uganda, Ruanda y Burundi. El temor es que la cifra aumente hasta los 34 millones de personas hambrientas.
La solidaridad se ha convertido, por tanto, en la forma de subsistencia de la población más desfavorecida en estos países. Muchas familias, confinadas por el coronavirus y sin posibilidades de trabajar ni de cultivar por las lluvias, viven a merced de la beneficencia, gracias a la ayuda de las organizaciones humanitarias.
La comunidad salesiana de Don Bosco Buterere se ha convertido en un salvavidas para muchas familias. Ha proporcionado tarjetas de atención médica y una ración de alimentos para algunas semanas a casi 700 familias. La ración alimenticia consta de frijoles y harina de maíz, mientras que la tarjeta médica permite recibir asistencia sanitaria en cualquier parte del país durante un año.
La ración de alimentos recibida ayudará a las familias a hacer frente a la difícil situación durante unos meses mientras esperan que todo mejore. Cuando cesen las lluvias podrán cultivar y rehabilitar sus casas destruidas. Para entonces, también confían en que el coronavirus haya pasado y el confinamiento no limite también sus escasas fuentes de ingresos.
