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Ver todas las noticiasComida y educación para los desplazados internos de Don Bosco Gumbo en Sudán del Sur
El asentamiento de desplazados de Gumbo, a pocos kilómetros de Juba, la capital de Sudán del Sur, empezó a funcionar en enero de 2014, un mes después de comenzar la guerra civil en el país más joven del planeta. Los Salesianos dirigen esta gran extensión con casi 10.000 personas, la mayoría mujeres y niños, donde tratan de satisfacer sus necesidades más básicas de higiene y alimentación, además de ofrecer educación a los menores con la ayuda de la solidaridad internacional.
Las necesidades en un asentamiento de refugiados siempre van más rápido que las ayudas que se tienen. Es el caso de Don Bosco Gumbo, donde casi 10.000 desplazados de la guerra de Sudán del Sur sobreviven gracias a la ayuda que les ofrecen los misioneros salesianos en colaboración con las Hijas de María Auxiliadora y las Hermanas de la Caridad de Jesús.
El campo de desplazados internos de Juba ha crecido de manera constante desde el estallido de la guerra. En la actualidad acoge a más de 10.000 personas, en su mayoría mujeres y niños. Sin este campamento estas personas vivirían en la pobreza total, ya que, debido también a la pandemia, apenas tienen para comer, ningún lugar adonde ir y se quedaron sin acceso a la educación.
En el asentamiento los misioneros salesianos también dirigen una parroquia, una escuela primaria con 1.800 alumnos, una secundaria con 450 alumnos, una escuela técnica y un oratorio.
La solidaridad salesiana mundial permite mejorar las condiciones de vida de la población desplazada
Los misioneros salesianos de la obra Don Bosco Gumbo ofrecen educación, servicios de desarrollo social y programas de nutrición. En los últimos meses, cuatro nuevas aulas para la escuela primaria se han abierto a los más jóvenes. De esta forma puede recibir una educación de mayor calidad y con más seguridad, ya que antes había hasta 140 alumnos por clase.
La ayuda nutricional, con el reparto de alimentos, también es fundamental. Miles de personas dentro del asentamiento tienen como única ayuda el reparto de comida que realizan los misioneros salesianos, junto a productos de higiene y medicinas.
Entre las últimas actuaciones gracias a la solidaridad salesiana mundial se encuentra también una clínica móvil para las personas de las aldeas aledañas al campamento. Asimismo, hay una instalación de lámparas de energía solar y un campo de deportes.
Para las personas desplazadas, que abandonaron sus hogares por la violencia Don Bosco representa su única esperanza. Para muchos, la educación que se ofrece en las escuelas salesianas es la única oportunidad de obtener las habilidades necesarias para conseguir un futuro trabajo.
