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Ver todas las noticiasMascarillas solidarias Don Bosco en el corazón de Alepo para evitar el coronavirus
Siria continúa sumida, nueve años después, en una guerra. Las bombas y los misiles han roto muchas familias y han obligado a huir del país a muchas personas. Los que se quedaron viven con lo imprescindible mientras comprueban cómo la guerra se ha detenido pero el coronavirus los ha dejado sin fuentes de ingresos, con los precios cada vez más elevados y con la esperanza de la reconstrucción parada.
Los Salesianos en las tres presencias en Siria (Alepo, Damasco y Kafroun) no hemos dejado de acompañar a los menores y a sus familias. Sin embargo, ahora, además de la guerra, y con la movilidad restringida y todas las actividades suspendidas, la ayuda resulta mucho más difícil.
Siria registra muy pocos casos de infectados por el coronavirus y apenas una decena de fallecidos. El conflicto ha aislado al país respecto al virus pero la población piensa que las cifras son más elevadas que las oficiales.
Máscaras lavables, de diferentes colores y tamaños para los niños y adultos de los centros salesianos
La iniciativa del Centro Don Bosco de Alepo comenzó a la vez que la crisis del coronavirus. El objetivo es permanecer unidos para superarlo y preservar la salud de los niños y de los jóvenes en tiempos de pandemia. El ambiente familiar que siempre respira la obra ha contribuido a que todos hayan participado: jóvenes, adultos, familias enteras y también la comunidad salesiana trabajan en un ambiente de alegría en medio de difícil situación del país.
Hasta el momento se han confeccionado más de 20.000 mascarillas para los niños, niñas y jóvenes del Centro Don Bosco de Alepo. También se han entregado mascarillas al resto de centros salesianos del país, así como a otros centros de catequesis de Alepo.
Las mascarillas se han distribuido de manera gratuita, como un regalo de Don Bosco a todos los jóvenes que atendemos en estos tiempos de pandemia. Los Salesianos de Alepo establecen la comparación de esta situación con la que vivió Don Bosco en Turín con el cólera: “Nuestra respuesta va destinada a ayudar a los niños, a los jóvenes y a sus familias, con una vocación de servicio como experimentó Don Bosco y sus muchachos ayudando a los enfermos y confiando en la Providencia a finales del siglo XIX”, recuerda Pier Jabloyan, salesiano en Alepo.