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2 agosto, 2017

Abu recupera la sonrisa y es el alumno más destacado de su clase en Sierra Leona

El pequeño Abu volvió a sonreír. Rescatado por los Salesianos de las palizas de su padre en Freetown, ante la policía sólo salieron de su boca cuatro palabras: “Abu”, su nombre, “8 años” -su edad- y un “sí” a la pregunta de si iba a la escuela. En cuanto se lavó, le curaron las heridas y le dieron ropa limpia, su rostro cambió. Pasó varias semanas junto a otros niños en parecidas situaciones a las suyas en Don Bosco Fambul antes de ser reintegrado con su madre. Ahora, además de sonreír, es el alumno más destacado de su curso.

El pasado 22 de abril una llamada al Childline de Don Bosco Fambul (número 323 de atención a la infancia, gratuito y anónimo para toda Sierra Leona) recibió la llamada de un hombre que denunciaba la brutalidad de los golpes que estaba recibiendo un niño, Abu, por parte de su padre con un cinturón. Cuando el educador social habló con el denunciante reconoció que “siempre le pegaba pero esta vez se le fue de las manos y no estaba borracho”. La causa, el presunto robo por parte del menor de 5.000 leones (menos de un euro).

El menor presentaba heridas por toda la espalda, brazos, piernas… algunas incluso abiertas y tenía cicatrices más finas de anteriores palizas, tal vez con un cable. Estaba aterrorizado y con la mirada perdida.

Abu llegó  descalzo, sucio, con la mirada perdida y con una camiseta que le llegaba hasta las rodillas.

Abu fue rápidamente atendido por un educador social y los chicos del centro se convirtieron en sus guías, compañeros y hermanos mayores. Baño, ropa limpia y comida supusieron un cambio radical en el rostro y en el miedo que desprendía el menor. Aunque esa primera noche en Don Bosco Fambul no durmió por los dolores y hasta se levantó con fiebre.

Don Bosco Fambul localizó a su madre biológica para que no tuviera que volver con su padre. Abu siguió recibiendo muchas curas hasta sanar sus heridas físicas y pasar unas semanas en los Salesianos para superar el dolor interno, pero desde que fue entregado a su madre biológica, la felicidad volvió a su vida hasta el punto de destacar y convertirse en el mejor alumno de su curso.

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