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29 septiembre, 2020

Krishna, el migrante indio enfermo que pudo reencontrarse con su familia

India ha superado a Brasil como segundo país del mundo con mayor número de contagios por coronavirus y cada día lidera a nivel mundial el número de casos positivos. Ni el confinamiento ni las medidas sanitarias han podido contener la pandemia en el país más poblado de Asia. Los misioneros salesianos no hemos dejado de ayudar a la población más vulnerable desde el primer momento y son millones las raciones diarias de comida que repartimos. La atención a la población mayor, a los que viven solos, a los menores en la calle y a los migrantes se ha reforzado en los últimos meses a través de numerosas organizaciones salesianas en todo el país.

Una de estas organizaciones salesianas en el Estado de Bangalore es BREADS. A través de su Proyecto Kismat, que significa “destino”, atiende a los migrantes durante este tiempo de pandemia en el que no pueden trabajar. Lejos de sus casas y sin recursos, los misioneros salesianos los ayudamos en sus necesidades básicas y, como en el caso de Krishna, hacemos realidad el sueño de reencontrarse con su familia a 3.500 kilómetros.

La mayoría de los migrantes en India, que se cuentan por millones, sólo encuentra trabajo día a día. El cierre de las fronteras entre estados del propio país por el coronavirus los dejó sin trabajo y sin transporte para regresar a sus casas. 

Krishna Khakhlari, de 42 años, llevaba cinco años trabajando en el Estado de Kerala, muy lejos de su casa. Era el único sostén de la familia, a la que mandaba dinero cada mes. Su abuela, su mujer y tres hijas dependían de él. Vivía en una habitación junto con otros ocho trabajadores de diferentes Estados indios.

Un día de camino al trabajo sufrió un accidente de bicicleta con graves consecuencias: perdió la movilidad de cintura para abajo. Los médicos lo atendieron por diez días en el hospital pero lo mandaron a casa ante la imposibilidad de que se recuperara.

La organización salesiana BREADS, con el ‘Proyecto Kismat’ para trabajadores migrantes, se ocupó de él

“Lo visitamos y nos dimos cuenta de que ya estaba sin comida y sin medicinas, así que nos ocupamos de estas necesidades básicas”, recuerdan los misioneros salesianos.

Krishna sólo tenía una cosa en mente: llegar a casa lo antes posible, y la solidaridad se puso en marcha. Obtuvimos un certificado de su médico para viajar, quien sugirió transportarlo por avión, pero no había ningún vuelo directo e implicaba hacer una cuarentena en cada etapa.

El personal de Kismat acordó llevar a Krishna a su casa en ambulancia. El Gobierno pagó los gastos. Encontramos una ambulancia dispuesta a recorrer 7.000 kilómetros (hasta Assam y vuelta), de sur a noroeste del país. Nos encargamos de todos los permisos necesarios. Participaron seis estados, cada uno con sus propias normas y requisitos: Kerala, Tamil Nadu, Andhra Pradesh, Odisha, Bengala Occidental y Assam.

Encontramos tres cuidadores para acompañar a Krishna a su casa y organizamos la comida, el alojamiento y las medicinas para el viaje. También nos encargamos de la cuarentena de los conductores de la ambulancia a su regreso de Assam.

El 21 de julio salieron de viaje tres conductores, tres ayudantes y el paciente. Cinco días más tarde la historia de Krishna tuvo un final feliz. Se reunió finalmente con su abuela, su esposa y sus tres hijas para empezar una nueva vida junto a su familia en la que estará bien atendido y contará con ayuda gubernamental.

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