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Ver todas las noticiasAtención y acompañamiento salesiano en las cárceles de Tailandia
El trabajo de Don Bosco con los menores y jóvenes más desfavorecidos no descuidó ningún ambiente. Los huérfanos y los que estaban en prisión también fueron sus predilectos. El ejemplo de su trabajo con los jóvenes de la prisión La Generala de Turín se ha extendido a otros países en los que los misioneros salesianos son las únicas personas en la actualidad que tienen contacto con los presos al margen de las visitas. Con ellos realizan todo tipo de actividades dentro del recinto carcelario. Un ejemplo de ese trabajo de acompañamiento y evangelización se realiza en Tailandia.
En la capital del país asiático, Bangkok, el trabajo de los Salesianos en las cárceles ha cumplido diez años. La parroquia María Auxiliadora y los miembros del consejo parroquial animan actividades pastorales con los presos, especialmente con los más jóvenes. Este trabajo forma parte del plan pastoral de la Iglesia local y es una obra de misericordia realizada todas semanas.
Durante gran parte del año pasado, y debido a la pandemia, las visitas a los presos quedaron anuladas por seguridad. Sin embargo, desde hace una año las autoridades de las diferentes prisiones permitieron las visitas y retomar el trabajo pastoral.
La evolución de la pandemia en Tailandia permitió reanudar las actividades en las prisiones hace un año
El misionero salesiano Aaron Alcoseba es el encargado de visitar los tres principales centros de detención en Bangkok: Thanyaburi, Min Buri e Pathum Thani. Lo acompañan voluntarios de la parroquia María Auxiliadora que se encargan de llevar a cabo las actividades que preparan.
En las visitas salesianas siempre se ofrece a las personas privadas de libertad actividades formativas, de ocio y también catequesis. Existe la posibilidad de acercarse al sacramento de la reconciliación, participar en la eucaristía y en otros servicios litúrgicos. Presos de otras confesiones religiosas -especialmente budistas y musulmanes- se unen a las celebraciones con gran respeto y alabando las actividades de formación.
Al finalizar la formación que se les ofrece, los reclusos reciben un diploma acreditativo que les da derecho a una reducción de las penas de prisión. Asimismo, también hay internos que después de haber participado en la catequesis deciden ser bautizados.
Tanto las actividades formativas como pastorales contribuyen a infundir esperanza a quienes están detrás de las rejas. Les ofrecen un estímulo para iniciar una nueva vida cuando salgan de prisión. Sabemos que si bien es verdad que no se puede hacer nada para borrar lo que ha sucedido en el pasado, el futuro aún está por escribirse y trabajamos en todo el mundo para que todos los reclusos puedan tener un futuro mejor.