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22 marzo, 2021

Ayuda de emergencia para más de 500 personas tras las explosiones de un polvorín en Bata (Guinea Ecuatorial)

Las cifras oficiales de la cadena de explosiones del pasado 7 de marzo en un cuartel militar de la ciudad más poblada de Guinea Ecuatorial se han quedado en 107 fallecidos y en más de 600 heridos, “pero continúa habiendo muchas personas desaparecidas y sin identificar bajo los escombros”, explican los Salesianos desde Bata. Desde el primer momento, y como ocurre con la pandemia, la población damnificada que lo ha perdido todo acudió al Colegio Español de Bata para recibir atención. Han pasado dos semanas y el centro educativo salesiano ha acogido a más de un centenar de personas, la mayoría menores de edad. Otras 200 más acuden a diario a comer o a cenar y otro numeroso grupo de 200 personas recibe atención en los barrios a los que se desplazaron. Hay necesidad urgente de ropa, alimentos no perecederos, medicinas… para poder seguir atendiendo a la población.

Los misioneros salesianos en Guinea Ecuatorial, como en tantos otros países, son una referencia para la población. Un comedor social de Cáritas atiende a 200 personas afectadas por las consecuencias de la pandemia los miércoles y los sábados en el Colegio Español de los Salesianos y otro comedor juvenil lo hace los domingos. La cadena de explosiones vivida hace dos semanas en un cuartel militar, el pasado 7 de marzo, hizo que la población damnificada acudiera también a los Salesianos en busca de ayuda.

Cientos de personas han visto cómo sus casas han quedado arrasadas por la onda expansiva de las explosiones en el cuartel de Nkoantoma y lo han perdido todo. En las zonas más alejadas del siniestro también son visibles sus efectos con cristales y puertas rotas, y paredes resquebrajadas, mientras que la zona cero del desastre continúa cerrada.

Desde Misiones Salesianas ya hemos enviado 5.000 euros para una primera fase de ayuda a la población afectada por las explosiones y que atienden los misioneros salesianos. Sin embargo, hará falta mucho más para que puedan volver a tener un hogar y rehacer sus vidas.

“Necesitamos ropa, alimentos, medicinas… para poder atender a la población desplazada”

“Estamos viviendo algo peor que una película de terror. El colegio salesiano está a 2,5 kilómetros del lugar de las explosiones y no hemos sufrido grandes daños, pero todo tembló y hasta yo salté por la onda expansiva”, recuerda el misionero salesiano Francisco Moro, director del Colegio Español en Bata.

La primera explosión ocurrió a las tres de la tarde y “una gran columna negra hizo pensar que había sido un avión. Después se sucedieron las siguientes y se supo que había ocurrido en un cuartel del ejército. Hubo un momento en que parecía una guerra al ir haciendo explosión toda la munición”, continúa el salesiano.

Todos venían traumatizados por lo vivido y desde el primer momento les ofrecimos la posibilidad de desayunar, comer y cenar. Llevamos a los enfermos a los hospitales, los visitamos y también tenemos actividades de ocio para distraer a los niños. Pero necesitamos ayuda para poder seguirlos atendiendo, porque muchos otros vienen sólo a la hora de la comida por las consecuencias de la pandemia”, explica el director del colegio salesiano.

El Colegio Salesiano Español en Bata acogió en las aulas desde el primer momento a un centenar de personas. Más de la mitad son mujeres y menores de edad. Otras familias quedaron registradas por los misioneros salesianos y se desplazaron a otros barrios, donde también reciben atención. En total, más de medio millar de personas depende en la actualidad de la ayuda de los misioneros salesianos en Bata.

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