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Ver todas las noticiasSiete meses de guerra en Sudán y una bomba ‘milagrosa’ que sólo causa heridos leves en la casa de las Salesianas
La guerra en Sudán está a punto de cumplir siete meses. Comenzó el 15 abril en Jartum, la capital del país, con enfrentamientos entre las SAF (Fuerzas Armadas de Sudán) y las RSF (Fuerzas de Apoyo Rápido), pero ya apenas se habla de ella. La población continúa sufriendo porque carece de los productos más básicos para sobrevivir. El pasado viernes una bomba cayó sobre el recinto de las Hermanas Salesianas en Shajara, a 7 kilómetros de la capital. El misionero salesiano que vive con las Hijas de María Auxiliadora allí cuenta el milagro de que la bomba sólo produjera heridos, mientras hace el llamamiento de “seguir rezando por la paz”.
El pasado viernes, día 3, a las 6.50 horas de la mañana, una enorme bomba cayó en la casa y en el recinto de Dar Mariam, donde viven cinco hermanas salesianas, todas mayores de 65 años, alrededor de 45 niños, 20 mujeres, algunos hombres mayores y enfermos, un profesor y un misionero salesiano que continúa en Sudán. La guerra, que cumplirá siete meses en unos días, no se detiene aunque no se hable de ella. La bomba hizo explosión en dos fases: primero golpeó el primer piso en el lado derecho del edificio y explotó, y la segunda fase explosionó en el lado izquierdo del primer piso.
Las Hijas de María Auxiliadora que viven en Shajara abrieron su presencia en 1989. Son cinco hermanas que dirigen una escuela primaria para menores pobres y que también tienen un centro de promoción de la mujer. Ahora mismo son los únicos representantes de la Iglesia católica en las inmediaciones de la capital de Sudán. La residencia de las Hermanas Salesianas está rodeada de familias pobres que viven en chozas hechas de sacos y láminas de plástico. Debido a la inseguridad por la guerra, las Salesianas han cerrado la escuela primaria y el centro de promoción de la mujer, pero han iniciado una labor de ayuda a cientos de personas pobres.
“Las hermanas, el profesor y yo tenemos nuestras habitaciones en el primer piso. En el momento en que cayó la bomba, los niños y las madres estaban tomando el té de la mañana en la planta baja, así que estamos seguros de que nuestra Madre Auxiliadora quiso sacrificarse por todos nosotros, porque el hermoso retrato de la Virgen quedó hecho añicos”, asegura el misionero salesiano.
Una bomba, dos explosiones y un milagro en un reciento lleno de personas a primera hora de la mañana
La primera explosión destrozó la habitación, el aparato de aire acondicionado y la ventana del profesor, hiriéndole en ambas piernas, aunque no de gravedad. La segunda fase de la bomba hizo añicos las dos habitaciones de las hermanas y las puertas de sus habitaciones volaron y cayeron a un metro de distancia.
“Las hermanas Roszkowska y Manakalayyat estaban en una habitación y las puertas de la habitación y del baño cayeron sobre ellas, pero probablemente eso las salvó de las esquirlas de la bomba. La metralla también atravesó la pared de ladrillo del aseo de las hermanas y la de la habitación de otras dos salesianas que ya estaban en la capilla del piso inferior a esa hora”, recuerda el salesiano.
El hospital militar atendió a las personas que resultaron heridas por los cascotes, todas con pronóstico leve
La hermana Roszkowska resultó herida en la espalda, pero con pronóstico leve, mientras que la hermana Cyril, que también estaba en su habitación, no resultó herida, aunque algunos fragmentos y trozos de yeso y ladrillos cayeron sobre ella. “Está claro que Nuestra Señora Santísima se sacrificó por las personas que estábamos en el recinto de Dar Mariam. No podemos imaginar el daño que esta explosión podía haber causado si hubiera caído en la planta baja”, destaca el misionero salesiano.
Una joven madre y dos de sus hijos, Daniel (7 años) y Abraham (4 años) también resultaron heridos con pronóstico leve en la cabeza. Todos fueron trasladados al hospital militar cercano, ya que no hay ningún otro hospital o clínica en funcionamiento por la falta de combustible, de electricidad y de medicinas. “Cualquiera que viera el estado de las habitaciones y los pasillos se preguntaría si alguien murió a causa de este trágico suceso, pero fue un milagro. Por eso os pido que sigáis rezando por Sudán para que esta guerra trágica y sin sentido llegue a su fin y para que Dios conceda el don de una paz duradera al país”, finaliza el salesiano.