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Ver todas las noticiasUna gran crisis humanitaria asola Sudán tras un año de guerra, hambre, pobreza y olvido
Hace un año, el 15 de abril, el enfrentamiento entre el ejército y las poderosas fuerzas paramilitares dio inicio a una guerra civil que ha sumido al país en una zona arrasada e irreconocible, y donde la paz está tan lejos que ni se la menciona. Decenas de miles de muertos, 19 millones de menores sin ir a la escuela, al menos 10 millones de desplazados y alrededor de 25 millones de personas, la mitad del país, que necesita ayuda urgente para vivir. Una ayuda que llega a cuentagotas, con la población encerrada en sus casas, con cortes de electricidad, escasez de alimentos y de agua.
“Tenemos grandes dificultades para conseguir alimentos y combustible para hacer funcionar el generador que bombea agua para nosotros y la gente que vive alrededor. Pero hasta ahora Dios nos ha estado ayudando milagrosamente”, asegura el misionero salesiano Jacob Thelekkadan, el único religioso católico en Sudán.
El padre Jacob era el director de la escuela profesional de Jartum, una de las tres presencias de los Salesianos en el país africano junto a la parroquia San José, también en la capital, y la obra en la ciudad de El Obeid. Debido a la violencia, todas las obras salesianas tuvieron que cerrar y los misioneros de estas comunidades salieron del país por seguridad, a excepción de este religioso salesiano, que se mudó a la residencia de las Hermanas Salesianas en Shajara, a siete kilómetros de Jartum.
Con cortes continuos de electricidad, el misionero salesiano explica en un breve mensaje que desde el 7 de febrero no hay conexión a Internet, “y estoy enviando este mensaje desde una oficina militar, a un kilómetro de la casa de las Salesianas, utilizando su conexión Wifi”. El padre Jacob aclara que “en la casa de las Hermanas vivimos más de 75 personas, incluidos más de 30 niños. Todos estamos bien por la gracia de Dios”.
Los francotiradores y los continuos bombardeos impiden a la población salir de sus casas
“Hace un año que empezó esta guerra sin sentido en Sudán. Y aún continúa. Todavía no podemos salir de casa debido a los disparos de francotiradores y a los bombardeos. Pero, una vez más, ¡Dios nos protege siempre!”, asegura el salesiano.
El primer año de guerra en Sudán deja ya una de las mayores crisis humanitarias del mundo, según la ONU. Hay 25 millones de personas, alrededor de la mitad de la población, que necesitan ayuda humanitaria, que llega a cuentagotas por las dificultades que ponen las parten en conflicto. Casi 18 millones de sudaneses sufren altos niveles de hambre, por lo que no se descarta la declaración de hambruna en el país. Además, 19 millones de niños no van a escuela y más de 10 millones de personas siguen desplazadas dentro y fuera de Sudán, con la paradoja de muchos de los que huyen ahora de la guerra se refugiaron en Sudán al huir de la guerra de Sudán del Sur.
El padre Jacob finaliza su mensaje agradeciendo “vuestras oraciones y vuestra preocupación por nosotros en Sudán. Por supuesto, la guerra aquí se ha convertido en un conflicto olvidado para el mundo. Todos estáis en mis humildes oraciones y pensamientos”.
El deseo de paz del misionero salesiano es también el nuestro. Con el padre Jacob y las Hermanas Salesianas como únicos religiosos católicos en la capital, cuando cese la violencia y haya seguridad para que la ayuda llegue a la población, desde Misiones Salesianas pondremos en marcha los proyectos de emergencia necesarios para atender y acompañar a los más afectados por el conflicto.