El Programa de Voluntariado Misionero Salesiano envía a 47 personas a 11 países para “cuidar sueños”

Con el lema Enviados a cuidar sueños, que hace referencia al 200 aniversario del sueño de Don Bosco cuando tenía 9 años, el antiguo seminario salesiano de Astudillo, en Palencia, acogió el pasado fin de semana el último encuentro formativo de preparación para las personas que realizarán el voluntariado en tierras de misión en los próximos meses.

Casi medio centenar de personas ha participado desde octubre en los procesos formativos, de animación y acompañamiento que supone el Voluntariado Misionero Salesiano de corta estancia -organizado por el coordinador inspectorial de animación misionera, el salesiano José Carlos Sobejano-, y de larga estancia -coordinado por el responsable de Voluntariado de Misiones Salesianas, Alejandro Vázquez-, junto con ambos equipos de formación de voluntarios. Encuentros online y presenciales en la sede de Misiones Salesianas, en León, El Plantío, Mataelpino y Astudillo culminaron el pasado domingo, festividad del Corpus Christi, con la celebración del envío en la eucaristía presidida por el inspector de Santiago el Mayor, Fernando García.

En total, 18 obras de 11 países de América y África acogerán a las personas voluntarias, que viajarán a presencias salesianas de México (a tres obras), Bolivia (2), Colombia (3), Venezuela (2), Uruguay (2), Perú, Guatemala, República Dominicana, Ecuador, Angola y Uganda. Este año, además de enviar a más personas, también ha aumentado el número de países, dos, y de obras, siete, respecto al año anterior.

Familiares y amigos acompañaron en la celebración del envío a los 47 voluntarios

Las personas que han realizado este año el Curso de Voluntariado de corta estancia proceden de diversas obras salesianas de Madrid (14 personas), Logroño (10) Ciudad Real (3), Salamanca (3), Valladolid (2) y Santander (1).

El encuentro de Astudillo estaba abierto todas las personas interesadas, por lo que además de las 47 que habían realizado la formación de voluntariado, otro nutrido grupo de personas las acompañaron en diversas actividades a lo largo del fin de semana y, de manera especial, en la celebración del envío.

El fin de semana sirvió para el conocimiento mutuo y la fraternidad a través de juegos cooperativos y de una cena interautonómica compartida gracias a los productos que aportó cada participante, y también para la revisión de la programación del curso y avanzar en las líneas fundamentales del siguiente. Hubo momentos de oración y de presentación de algunos de los destinos y proyectos en los que participarán las personas voluntarias. A través de un emotivo vídeo recibieron el apoyo y el ánimo de sus familias y de sus ambientes de procedencia, y gracias a otro montaje audiovisual también el saludo y la bienvenida de las casas salesianas que en unas semanas los acogerán.

En la eucaristía recibieron la cruz misionera para tener siempre presente su actitud de servicio

El domingo, festividad del Corpus Christi, se celebró la eucaristía del envío, presidida por el inspector de Santiago el Mayor, Fernando García, y llena de simbolismos con la entrega de la cruz misionera y la camiseta con el lema Voluntarios por siempre. En su homilía resonó con fuera la vinculación del Evangelio de la última cena con la entrega generosa que se exige a un Voluntario Misionero.

La cruz del Voluntariado Misionero Salesiano representa este año una novedad, al ser propuesta por la Congregación Salesiana y la misma que recibirán los voluntarios en todo el mundo. Representa un símbolo de unidad salesiana para reflejar el servicio y la solidaridad, “un compromiso asumido por jóvenes dentro de las comunidades salesianas, impulsados por la fe e inspirados por las enseñanzas y la espiritualidad de Don Bosco”.

Las personas enviadas en el programa de Voluntariado Misionero Salesianos (VMS) participarán en proyectos con menores en situación de vulnerabilidad. Su labor en las obras salesianas será acompañar, escuchar y ayudar en las actividades escolares y de ocio y tiempo libre que se lleven a cabo. Comienzan así, un viaje que les marcará la vida y que continuará compartiendo experiencias vivida y manteniendo siempre con ellos el espíritu misionero.