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Ver todas las noticiasEl hambre, gran desafío para erradicar la pobreza y acabar con las desigualdades en el mundo
Casi 750 millones de personas pasaron hambre el año pasado, lo que equivale a una de cada 11 personas en el mundo y una de cada cinco en África, según el último ‘Informe sobre el estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo’, publicado hace tres meses por cinco organismos especializados de las Naciones Unidas. Los conflictos armados, el cambio climático y las desigualdades contribuyen a incrementar la pobreza extrema en el planeta. Hoy se conmemora el Día Mundial de la Alimentación, y mañana es la Jornada para la Erradicación de la Pobreza. Por eso, desde Misiones Salesianas seguimos comprometidos con la educación de calidad para transformar el futuro de los menores y jóvenes más desfavorecidos, acompañándolos y ayudando también a sus familias para que tengan un futuro lleno de oportunidades y sean los protagonistas de sus vidas.
El hambre en el mundo sigue en aumento, con casi 750 millones de personas que no tienen qué comer. A estas cifras hay que sumarle que más de 2.200 millones de personas no tienen acceso a servicios de agua potable; 4.200 millones no cuentan con servicios de saneamientos seguros; 3.000 millones carecen de instalaciones básicas para lavarse las manos y 1.300 millones de personas que viven con menos de 1 euro al día… En la actualidad hay 390 millones de personas más que en 2019 que padecen hambre.
La conmemoración, hoy, del Día de la Alimentación, y mañana de la Jornada para la Erradicación de la Pobreza nos tiene que hacer reflexionar sobre qué se necesita para acabar con las desigualdades entre el Norte y el Sur, con las injusticias y con la violencia en el mundo.
Dakarai y Nidialys son menores que viven en distintos continentes, pero con parecidos problemas: son personas refugiadas en Kenia y en Perú por la violencia en RD Congo y en Venezuela, respectivamente. Él con 11 años y ella con 12 han estado alejados de la escuela durante meses, sus padres no tienen trabajo y sobreviven como pueden gracias a la solidaridad salesiana.
Han experimentado la violencia, la pobreza y el hambre. Desde la pandemia por Covid en 2020, esta situación es cada vez más habitual, ya que la economía de subsistencia de la mayoría de la población en los países del sur hace que ante cualquier dificultad (enfermedad, crisis, guerra…) todo se venga abajo y afloren más las situaciones de pobreza.
La pobreza y el hambre son las culpables de la muerte cada día de 24.000 personas en el mundo
También el cambio climático contribuye al aumento de la pobreza y el hambre. La sequía en el Cuerno de África es la peor registrada en 70 años. Sólo en esta zona hay más de 80 millones de personas al borde de la hambruna, y sólo en Kenia, Somalia y Etiopía 7 millones de menores sufren desnutrición aguda.
La pobreza extrema, al igual que el hambre, también va en aumento, y las previsiones desalentadoras establecen que 670 millones de personas seguirán sin poder tener una buena alimentación al final de la década. Estas situaciones nos alejan del objetivo de Hambre Cero marcado por la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Desde Misiones Salesianas estamos convencidos de que la educación es clave para transformar la vida de los niños, niñas y jóvenes más desfavorecidos y para que abandonen el círculo vicioso de la pobreza. Asistir a la escuela les permitirá adquirir buenos hábitos de higiene, conocer sus derechos, recibir una alimentación sana, aspirar a cumplir sus sueños profesionales y contribuir al desarrollo de sus comunidades.
Más de 2,3 millones de menores y de jóvenes que asisten a escuelas, centros juveniles y centros de formación profesional salesianos en más de 130 países de los cinco continentes y saben que es posible dejar atrás la pobreza y convertirse en los protagonistas de su futuro gracias al Sistema Preventivo y a una educación de calidad.
