Miles de niños y niñas pasarán estas Navidades en campamentos de desplazados en RD Congo y Sudán, bajo las bombas en Gaza y Ucrania o en pateras huyendo de la violencia de sus países.
Miles de niños y niñas en todo el mundo sólo piden por Navidad paz y un hogar donde vivir con su familia.
Millones de menores tratan de sobrevivir cada día. Para ellos, la Navidad es otro día más y nosotros queremos llevarles la ilusión y la esperanza para que sea un día especial.
Esta Navidad ayúdanos a no dejarlos atrás
Queridos Reyes Magos,
Me llamo Ahmed, tengo 10 años y soy de Alepo, Siria. Hace unos meses un terremoto destrozó mi casa. Todo tembló y todo se cayó a nuestro alrededor. Mi familia y yo tuvimos que huir en medio de la noche y, desde entonces, estamos viviendo en un refugio temporal. No tuvo la misma suerte que yo Hassan, mi mejor amigo. Ahora está en el cielo y sé que me está cuidando. Echo mucho de menos jugar con él al fútbol, sus risas y contarle mis secretos.
Sé que sois mágicos y que podéis hacer cosas increíbles. En esta Navidad no quiero juguetes ni un balón nuevo. Quiero pediros algo diferente.
Deseo que, con vuestra magia y vuestros poderes, ayudéis a reconstruir mi ciudad y que todas las personas que sufrieron por el terremoto vuelvan a tener una casa. Quiero que todos los niños como yo tengan un lugar seguro para vivir con sus familias, y que podamos volver a la escuela y jugar felices. También deseo que haya más paz en el mundo.
Con cariño, Ahmed, un niño sirio que sueña con un mundo mejor.
Ahmed, 10 años (Siria)
Christine, 9 años (RD Congo)
Queridos Reyes Magos,
Soy Christine y vivo en el campamento de desplazados de Don Bosco Ngangi, en República Democrática del Congo.
Sé que os va a costar mucho llegar hasta aquí porque no es un lugar seguro por la guerra, pero a vosotros todo el mundo os quiere mucho y no os va a pasar nada.
Quiero pediros que traigas la paz a mi país para que los niños y niñas como yo podamos volver a la escuela, nuestras familias puedan trabajar y podamos vivir en un lugar seguro y tranquilo. Todos los días sueño con que me levanto y ya no tengo miedo.
También os quiero pedir, ya que hacéis este viaje tan largo, que me traigáis libros para leer y cuadernos y lápices para escribir. De mayor quiero ser escritora.