Primera promoción en Agricultura de jóvenes madres solteras en la Escuela Don Bosco Muhazi (Ruanda)

Las jóvenes madres soltera que han participado en el proyecto Cuestiones de género aplicadas a la agricultura celebraron hace unas semanas su ceremonia de graduación de la primera promoción del Curso de Agricultura. El padre Raymond Bavumiragiye, director de la Escuela de Educación Técnica y Vocacional Don Bosco Muhazi, la religiosa Leocadie Nyanzira, la responsable de género Aurore Niyitanga y el oficial del servicio laboral Jules Sugira presidieron la ceremonia de graduación de la primera promoción del curso corto de agricultura.

Las beneficiarias del proyecto, ahora graduadas, han participado en el curso durante seis meses. Todas son madres solteras jóvenes procedentes principalmente de la zona rural de los distritos de Gasabo y Gicumbi, y viven en situaciones de gran vulnerabilidad. Con el proyecto, las madres también pudieron realizar prácticas al finalizar sus estudios para comprobar los resultados de lo que aprendieron con la teoría.

Gracias a la fórmula del apadrinamiento, que ha permitido que muchas de ellas participen en el proyecto, tuvieron la oportunidad de conocer a mentores y a formadores en la creación de empresas y cooperativas. Uno de los objetivos del curso era que las jóvenes madres aprendieran a no depender de un solo negocio, por los que también practicaron haciendo jabones por su cuenta, fabricando bolsas y cocinando tofu para poderlo vender después. Al finalizar el curso recibieron kits de herramientas para poder continuar su trabajo, tanto en granjas agrícolas como en el propio campo con aperos de labranza.

Las jóvenes madres tienen ahora conocimientos y herramientas para poder trabajar la tierra

“Agradezco a los padrinos porque a través de su ayuda pude adquirir habilidades y ahora estoy lista para practicar lo que aprendí en cualquier lugar de Ruanda y, por supuesto, me pagarán y podré mantener a mi bebé y mis hermanos y hermanas, que también dependen de mí”, explicó una emocionada Tuyizere Rachel.

Otra compañera, también joven madre, Gwiza Florence, agradece el proyecto, porque surgió como una respuesta a sus problemas. “Como soy pobre, pedía a la gente que me alquilara sus campos, pero siempre terminaba abandonando debido a la falta de habilidades agrícolas. Ahora estoy muy feliz de esta experiencia, porque por primera vez siento seguridad con lo que he aprendido”.

El misionero salesiano Raymond Bavumiragiye, en su intervención, pidió a las mujeres graduadas que utilicen “las habilidades adquiridas con el objetivo de producir resultados para protegerse de quienes se aprovechan de ellas y las abandonan al final”. Aconsejó también a las madres más jóvenes “que volvieran a la escuela para aprender otras profesiones y mejorar su bienestar”.

Tras esta primera promoción, una segunda fase con jóvenes y mujeres en situación de vulnerabilidad está en marcha, tal y como pretende el proyecto, con el objetivo de promover la igualdad de género y erradicar la pobreza entre las más jóvenes.