Día Internacional de la Educación. Enseñanza de calidad para todos como garantía de desarrollo y de futuro

El cuarto año de celebración del Día Internacional de la Educación a instancias de la Unesco no olvida las secuelas que la pandemia está dejando en los menores. El coronavirus continúa teniendo un efecto devastador para la educación. La pobreza y la salud se unen a la falta de oportunidades de la población más vulnerable. Y si antes de la pandemia había 258 millones de niños y niñas que nunca habían ido a la escuela, cuando se supere esa cifra aumentará en 24 millones.

Tafari, Maritza, Aleia, Joseph, Daren, Ayo, Enzi, Lawan, Luis… son niños y niñas que viene en continentes distintos, pero todos tienen el mismo sueño y muchas dificultades para cumplirlo: todos quieren ir a la escuela y aprender, pero no siempre pueden hacerlo. Daren, por ejemplo, tiene que ir a buscar agua en Benín; Ayo cuida a sus hermanos más pequeños en Burkina; Joseph perdió a su padre en la guerra de Sudán de Sur y tiene que ayudar a su madre en el campo; Tafari es refugiada y huyó de la guerra en RD Congo, Luis fue niño soldado, Daren es huérfano y trabaja de vendedor en la calle…

Las escuelas en muchos países representan mucho más que el lugar donde los menores aprenden: son también un refugio seguro en el que comen y adquieren hábitos de higiene. Pero casi 260 millones de menores en el mundo continúan sin escolarizar. Urge, por tanto, a las puertas del Día Internacional de la Educación, combatir la pobreza y apostar por la educación de calidad y universal. El lema de este año, Cambiar el rumbo. Transformar la educación, apuesta por la relación con la naturaleza y con la tecnología para lograr esa educación plena, integral, de calidad y accesible para todos que también reclama el Papa Francisco.

Ofrecer educación para todos y de calidad es el objetivo de los misioneros salesianos

En los tres últimos años (2019-20121), desde MISIONES SALESIANAS hemos desarrollado casi 400 proyectos educativos en 63 países de los cinco continentes. Más de 13,5 millones de euros han beneficiado de manera directa a 159.300 niños, niñas y jóvenes para mejorar sus condiciones educativas. Seguimos comprometidos con el derecho fundamental de todos a la educación, que es nuestra razón de ser, y con construir un futuro más sostenible e inclusivo.

Acondicionamiento de instalaciones, nuevas aulas, material educativo, formación del profesorado, herramientas y máquinas para la formación profesional y material informático y tecnológico son algunos de los objetivos conseguidos con estos proyectos gracias a la generosidad de los colaboradores con los misioneros salesianos.

No nos olvidamos, sin embargo, de que alrededor de 1.600 millones de menores y de jóvenes se han visto privados de la educación durante el confinamiento en más de 180 países durante los 22 meses que llevamos de pandemia. Aunque las clases en teoría continuaron online, en muchos países de África, América y Asia no fue posible por carecer de medios técnicos. Además, 773 millones de adultos en el mundo son analfabetos, la mayoría mujeres.

Casi 2,3 millones de niños, niñas y jóvenes que reciben educación en colegios salesianos de todo el mundo conocen el poder de la educación a través de los libros y de los lapiceros. Pero, sobre todo, son niños, niñas y jóvenes que miran al futuro con esperanza. Y como no todos los menores pueden decir lo mismo, por eso seguimos trabajando para que la educación de calidad sea un derecho que se cumpla para todos los menores y jóvenes del mundo.