Don Bosco Muhazi (Ruanda), la escuela técnica que logra un futuro profesional para los jóvenes más desfavorecidos

En Don Bosco Muhazi, además de la formación habitual de los distintos cursos que se imparten, los jóvenes acceden a sesiones de gestión empresarial. Estas se realizan antes de que comience la fase de aprendizaje y permite a los alumnos formarse también en la creación y gestión de pequeñas empresas. Es un complemento de la educación técnica para que desarrollen de las habilidades psicosociales necesarias en el mundo del trabajo.

Desde que el centro salesiano comenzó a ofrecer a los jóvenes cursos de formación en albañilería, cocina y costura, muchos más jóvenes de familias en situación de vulnerabilidad han tenido acceso a la educación. Según Nyanzira Leocadie, decana del centro, “ya son 800 los alumnos que se han graduado aquí”.

Lenatha Uwizeyimana es una joven de 18 años beneficiaria del centro. Completó dos años de estudios en costura y en la actualidad trabaja como modista en la ciudad de Bukure. Debido a la pobreza de su familia tuvo que enfrentarse a dificultades, pero ha comenzado a cosechar los frutos de su educación. “Recuerdo que todos los días tenía que cruzar el lago Muhazi para ir a la escuela, pero gracias a eso ahora tengo trabajo como costurera y puedo ganarme la vida”, asegura la joven. Entre sus proyectos figuran abrir un gran taller para dar trabajo a jóvenes desempleados y expandir su negocio a otros sectores del distrito.

En la escuela profesional Don Bosco Muhazi cada joven se enfrenta a sus propios desafíos y objetivos

Olivier Ingabire es otro joven de 22 años que estudió con los Salesianos. Completó los cursos de cocina en Don Bosco Muhazi y realizó unas prácticas en uno de los hoteles del distrito de Rwamagana. Gracias a la calidad de su trabajo fue contratado. El joven asegura que “el secreto para conseguir trabajo está en la disciplina y en la constancia, que son algunas de las cualidades que caracterizan a los alumnos que se gradúan en Don Bosco”.

Testimonios como los de Lenatha y Olivier siempre aluden a que su formación no hubiera sido posible sin la oportunidad de asistir a una escuela que atiende a los pobres. Por otro lado, los esfuerzos y dificultades que tuvieron que afrontar para ir a la escuela, muchas veces los llevaron a concentrarse en el estudio para convertirse en lo que querían ser.

De hecho, en las escuelas técnicas salesianas la mayoría de los jóvenes pueden seguir cursos profesionales y técnicos con la certeza de que, una vez obtenidas las habilidades requeridas, no tendrán que temer los desafíos y oportunidades que les esperan en el mundo del trabajo.

Más del 90% de los graduados de los estudios profesionales de la Escuela salesiana de Muhazi encuentran un trabajo que los satisface. La educación, el acompañamiento y los valores cristianos son los pilares que ayudan a estos jóvenes a cambiar el rumbo de sus vidas.