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21 agosto, 2024

Don Bosco Muhazi (Ruanda) rompe barreras y alimenta los sueños de los menores más desfavorecidos

La zona rural de Gikomero (Ruanda) renace la esperanza para un grupo de menores que se han enfrentado a la dura realidad de la pobreza. En la escuela de Educación y Formación Técnica y Profesional Don Bosco Muhazi encuentran no sólo la oportunidad de recibir educación, sino también las herramientas necesarias para tener éxito en la vida, valerse por sí mismos y contagiar su determinación a sus comunidades. La educación salesiana transforma vidas a diario, y Muhazi es un ejemplo más del éxito del Sistema Preventivo de Don Bosco.

La vida no ha sido fácil para estos jóvenes, ya que provienen de familias que, en la mayoría de los casos luchan cada día, sin pensar en el siguiente, y con grandes dificultades para llegar a fin de mes. Saber leer, contar y escribir eran lujos con los que sólo podían soñar. Sin embargo, al matricularse en la escuela Don Bosco Muhazi sus vidas dieron un giro para mejor.

La escuela salesiana, considerada entre las mejores del país por su calidad educativa y su atención a personas sin recursos, se ha propuesto garantizar que ningún menor se quede atrás por falta de oportunidades educativas. Don Bosco Muhazi brinda formación académica en áreas fundamentales y equipa a estos estudiantes con el conocimiento y las habilidades necesarias para realizar estudios profesionales en campos como albañilería, costura o artes culinarias después de graduarse del nivel de alfabetización.

El viaje comienza con maestros que demuestran una gran paciencia y dedicación, que comprenden los desafíos a los que se enfrentan estos chicos. Hacen todo lo posible para crear un ambiente seguro y en el que se sientan queridos e importantes para que puedan prosperar. 

Con atención personalizada los menores abrazan la alegría del aprendizaje en Don Bosco Muhazi

A través de una atención personalizada y métodos de enseñanza innovadores, los estudiantes superan rápidamente sus dificultades iniciales y abrazan la alegría del aprendizaje gracias también al ocio y a las actividades deportivas y recreativas que no pueden faltar en un ambiente salesiano.

Sin embargo, el éxito de la Escuela Don Bosco Muhazi no sería posible sin el apoyo de filántropos de buen corazón. Estas personas generosas desempeñan un papel esencial a la hora de cerrar la brecha educativa y tener un impacto positivo en las vidas de estos jóvenes. Sus contribuciones proporcionan comidas, recursos y mejoras de infraestructuras que permiten a la escuela continuar con su misión.

Gracias a este esfuerzo conjunto se están produciendo transformaciones notables en la vida de la mayoría de menores que pisan estas aulas. Las mentes jóvenes que alguna vez estuvieron nubladas por la incertidumbre empiezan a irradiar confianza y ambición. Estos estudiantes, armados con conocimientos y habilidades recién adquiridos, están listos para superar el ciclo de pobreza que los ha mantenido cautivos y contagian el entusiasmo a sus comunidades.

La risa y la determinación de estos jóvenes llenan el ambiente de la obra salesiana. La escuela de Don Bosco Muhazi se erige como un faro de esperanza que alimenta sueños y rompe barreras para los jóvenes más desfavorecidos, y cada día que pasa, los misioneros salesianos demuestran que, con apoyo y las oportunidades adecuadas, ningún sueño es demasiado grande para lograrlo.

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