Convertir los problemas en oportunidades: la esperanza de superar la pandemia llega al este de Asia

Los misioneros salesianos en Timor Este, por ejemplo, se muestran optimistas: “Desde hace tres meses no hemos tenido ni un solo caso de contagio. Después de cuatro meses consecutivos de aislamiento casi todo parece haber vuelto a la normalidad, excepto las reuniones públicas”.

Por su parte, el padre Simon Lee, director de la comunidad de Darkhan, en Mongolia, el mes pasado ya pudo organizar una reunión con los jóvenes del centro juvenil Don Bosco y algunos monitores: “Lentamente nuestros jóvenes están regresando. Todas nuestras actividades educativas fueron interrumpidas en marzo y la misa presencial aún lo está. Pero es una bendición que nuestros muchachos vengan al centro juvenil. Después de tanto tiempo, podemos volver a ver alegría en los rostros de los que frecuentan el ambiente salesiano”.

En la parte más occidental de la Región Asia Este-Oceanía, el nuevo director de la comunidad de Quetta, en Pakistán, padre Samuel Ghouri, hizo el saque de honor el 31 de agosto en primer partido de fútbol en el campus salesiano tras un largo periodo de inactividad. Su comentario es muy significativo: “¡La presencia de los jóvenes da vida a la Misión Don Bosco en Quetta!”.

En Asia hay continúa habiendo países en dificultad pero otros han iniciado ya el nuevo año escolar

La situación entre países es muy diversa. Por ejemplo, en Filipinas y en Corea del Sur se registran aún cientos de nuevos contagios; sin embargo, en Myanmar, Camboya y Laos apenas hay nuevos casos y en otros países los infectados no superan la decena. Pero la nota común en todos ellos es la respuesta de los misioneros salesianos desde el primer momento para estar al lado de los más vulnerables.

El padre Bosco Zeya Aung, director de la casa Nazareth de Anisakan, en Myanmar, ha pasado el confinamiento en comunidad y con unos pocos jóvenes que no regresaron a sus casas. En su experiencia cuenta que “hemos sabido transformar los problemas derivados de la pandemia en una oportunidad”.

El misionero salesiano reflexiona que “antes estábamos muy ocupados rodeados por una multitud de unos 160-170 jóvenes entre internado, escuela y aspirantes. Teníamos poco tiempo para hablar y reír entre nosotros, comíamos siempre deprisa… Ahora tenemos tiempo para tener una verdadera comida como familia, más tiempo libre, tiempo para compartir y para darnos a los más necesitados”.

Los misioneros salesianos en Myanmar han llegado a 500 familias jóvenes, ayudándolas con alimentos no perecederos. “Ha sido una gran experiencia para ver sus sonrisas y la alegría de la gente más necesitada ante la adversidad”.

Como este año los jóvenes de los ambientes salesianos han tenido vacaciones por un periodo de tiempo mayor de lo normal, los misioneros continúan dándose a los demás para intentar satisfacer sus necesidades básicas en medio de la emergencia por el coronavirus.