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Ver todas las noticiasEl coronavirus es ahora mismo el menor de los problemas para las familias en Venezuela
Sin comida, sin agua, sin electricidad, sin medicamentos, sin combustible. . . La situación de Venezuela es crítica y la pandemia representa la última preocupación para las familias. Los misioneros salesianos siguen al lado de la población y reparten comida, agua y productos de higiene entre los más vulnerables, especialmente entre los niños y niñas en la Red de Casas Don Bosco para evitar su desnutrición.
El país sudamericano sufre ahora más que nunca. Venezuela se enfrenta a la mayor crisis de escasez de combustible de su historia por la caída de los precios del petróleo. “Ahora mismo la gente tiene que esperar hasta tres días seguidos para comparar 20 o 30 litros de gasolina. Esto no sólo es grave para la movilidad de la personas, también para el envío de alimentos y medicinas. El país se encuentra paralizado”, nos comentan los misioneros salesianos, que se desviven por la población para que cada día no sea peor que el anterior.
En muchos lugares no llega el agua corriente, hay cortes continuos de electricidad, escasez de comida con precios que aumentan cada día, y los hospitales no sólo no tienen medicinas, sino que tampoco disponen de jabón ni desinfectante..
Para conseguir comida hay que hacer largas colas y es imposible guardar la distancia social.
“La emergencia sanitaria del COVID-19 no ha hecho más que empeorar una gran crisis humanitaria iniciada en 2016 y de la que no se ve la salida. Ahora mismo el coronavirus es la menor de las preocupaciones aunque los contagios y muertes aumentan sin que se conozcan las cifras reales”, añaden los Salesianos.
Ante este panorama tan dramático, los misioneros salesianos se han puesto al lado de la población y están ofreciendo todo tipo de apoyo a los niños, a las niñas y a sus familias. Así, la Asociación Civil Red de Casas Don Bosco ofrece más de 700 desayunos y comidas diarios a niños y niñas en situación de vulnerabilidad y kits de higiene en sus siete centros. “Si no fuera por este apoyo, ellos no tendrían qué comer, cada vez tenemos más casos de desnutrición que acuden a los centros pidiendo ayuda”, aseguran los misioneros salesianos.
“Algunos niños viven en las Casas Don Bosco porque tienen medidas de protección. Otros, que viven en condiciones muy duras o son huérfanos, o sus padres han tenido que emigrar y los han dejado solos, participan en los programas que llamamos de Patio Abierto”, destaca Leonardo Rodríguez, director de la Red de Casas Don Bosco.
“La desnutrición en los menores de 5 años causa problemas irreversibles en el desarrollo cognitivo”
Siete programas de protección a niños, niñas y adolescentes conforman la Red de Casas Don Bosco en otros tantos estados del país. Mantener los programas de apoyo psicoeducativo, seguridad alimentaria y servicios de agua, saneamiento e higiene para las familias, y en los que participa Misiones Salesianas, supone un gran esfuerzo en estos momentos.
Los misioneros salesianos perciben que “además de las dificultades para acceder a servicios básicos, lo que subyace es la desesperanza. La población, frente a estas situaciones, va perdiendo la esperanza”. Ante la crítica situación que vive el país no les queda otra solución que huir, y todo apunta a que se vivirá “una nueva oleada migratoria. Una vez que los países vecinos levanten las cuarentenas muchas personas volverán a intentar salir de Venezuela”.