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Ver todas las noticiasEl coronavirus en India no se detiene, pero la solidaridad salesiana tampoco lo hace
India continúa al frente de las peores estadísticas sobre la pandemia: es el segundo país con más contagios y a diario también ocupa los primeros lugares del mundo en cifras de nuevos positivos y fallecidos. Con una población de 1.300 millones de personas, la mayoría de ellas viviendo en el umbral de pobreza y con una economía de subsistencia, no hay señales de que la pandemia pueda controlarse en el país asiático. Los misioneros salesianos, sin embargo, tratan de llegar a la población más desfavorecida y continúan acompañando y repartiendo bienes de primera necesidad y productos de higiene.
Después de la propagación del virus en las principales ciudades del país al principio de la pandemia -Delhi, Mumbai, Chennai y Calcuta-, los datos actuales sitúan la mayor incidencia del Covid-19 en las áreas rurales. Son las zonas más pobres de la India, donde no hay hospitales equipados y los centros de salud están a muchos kilómetros. Zonas donde el 80% de las familias no tiene agua corriente ni potable. Suburbios donde cientos de familias, que quedaron sin trabajo, no pueden conseguir la mínima cantidad de comida para alimentarse.
La triste historia del pueblo de Nagla Vidhichandes es un ejemplo emblemático. Un pequeño lugar habitado, cerca de Agra, a 8 kilómetros del Taj Mahal, donde durante el encierro la mayoría de los habitantes quedó sin trabajo. Numerosas familias permanecieron aisladas, fuera de la red de ayuda del gobierno, y muchos pequeños fallecieron de hambre.
En India hay miles de pueblos que se encuentran en la misma situación que Nagla Vidhichand. Están en zonas aisladas, olvidadas por el gobierno, pero no por los misioneros salesianos. Desde el primer momento de la pandemia nos estamos volcando para ofrecer ayuda y cercanía a la población más desfavorecida.
Los misioneros salesianos hemos creado una amplia red de ayuda para no dejar a nadie sin atención
En las zonas rurales de Mangalagiri, Hyderabad, Ponnur, Pezzonipet y Nalgonda, así como en los barrios marginales, hemos puesto en marcha un proyecto de distribución diaria de desinfectantes, jabón y paquetes de comida a 400 familias. Además de los botiquines, también pensamos en las niñas y los niños, y distribuimos lotes de libros para pintar, lapiceros y algunos juguetes.
Todas las familias de esas zonas reciben ayuda de los misioneros salesianos. “Debido al encierro, los padres de estos estudiantes no pudieron salir, nadie pudo continuar con su trabajo. Por eso, con la ayuda de la solidaridad salesiana de todo el mundo hemos entregado provisiones a los más desfavorecidos”, asegura el padre José Kollithanath, del distrito de Prakasam.
En el distrito de Adiya, en Assam, una zona extremadamente pobre debido a su aislamiento geográfico, el Instituto Salesiano de Cultura y Desarrollo Rural (I-CARD) había establecido un centro de formación para jóvenes para ofrecer numerosos cursos profesionales. Este último curso tenía un objetivo muy específico: enseñar un oficio y emplear a los alumnos en una nueva panadería.
Distribución de alimentos a los más necesitados en Adiya con los medios del instituto salesiano
En muchos lugares los misioneros salesianos ponen en riesgo su vida en los suburbios y barrios marginales de las grandes ciudades porque miles de personas corren allí el riesgo de ser olvidadas.
Alrededor de Tiruchy, en Tamil Nadu, nos dedicamos a los niños de la calle, a los enfermos y a los mayores que viven solos. La canasta que se distribuye a las fa-milias está compuesta por arroz, harina, azúcar, aceite, una bolsa de vegetales mixtos y dhal, una preparación a base de legumbres.
Las familias necesitan alimentos, bienes esenciales para sobrevivir ante esta devastadora emergencia, pero lo que es peor, la ayuda la necesitarán durante mucho tiempo cuando la emergencia pase.