La región de Tigray (Etiopía) se enfrenta a la emergencia de una inminente hambruna

La firma del acuerdo de paz entre el Gobierno de Etiopía y las autoridades regionales de Tigray en noviembre de 2022 puso fin a dos años de guerra, aislamiento y mucho sufrimiento para la población. Más de medio millón de muertos y dos millones de personas desplazadas fue el balance del asilamiento y la incomunicación en la zona.

Cuando terminó el conflicto, más del 90% de la población en la región de Tigray, al norte del país, dependía de la ayuda humanitaria. En la actualidad, la suspensión temporal de esa ayuda exterior, o su llegada a cuentagotas, unida a la escasez de lluvias en tres zonas, las lluvias dañinas y el granizo en otras dos zonas, así como la plaga de langostas del desierto han agravado la situación de crisis, muerte y hambre generalizados.

Los menores, mujeres embarazas y lactantes y las personas mayores son los segmentos en situación de mayor vulnerabilidad. Por ello, la Administración Provisional de Tigray ha declarado la emergencia por hambruna. “El hambre es un asesino silencioso pero mortal. El Gobierno etíope y la comunidad internacional han hecho su trabajo para silenciar las armas, pero ahora también deben abordar la catástrofe humanitaria que se avecina y que está matando a la población de Tigray”, explica el anuncio de las autoridades.

La situación de hambruna se está extendiendo y también afecta a la asistencia a las escuelas

La hambruna que se está extendiendo también está afectando a la educación. Algunas de las escuelas que cerraron durante la pandemia y fueron saqueadas durante el conflicto reabrieron sus puertas en abril del año pasado después de tres años y medio cerradas. Sin embargo, 110 escuelas siguen ocupadas por desplazados internos y otras 552 son inaccesible al estar en ellas fuerzas amharas y eritreas. Además, los profesores llevan 17 meses sin recibir sus salarios.

Sólo el 40% de los estudiantes ha regresado a la escuela debido a la situación de emergencia que hay, y que empeorará, ya que la próxima cosecha no está prevista hasta dentro de un año. La Oficina de Educación de Tigray ha establecido que el coste para alimentar a los estudiantes afectados por la hambruna en el norte del país durante los próximos seis meses asciende a casi seis millones de euros.

Los misioneros salesianos, que durante el conflicto han seguido al lado de la población ayudándola con los recursos disponibles, mantienen la ayuda en sus cuatro presencias en la región de Tigray: Mekelle, Adigrat, Adwa y Shire. “Nuestra intención es continuar con todas las actividades y, además, construir una escuela Secundaria en la comarca y una escuela no formal en Adigrat para contribuir a la educación de los niños y jóvenes de la zona”, explican los Salesianos.

Los misioneros salesianos distribuyen alimentos y tienen programas educativos para los menores

“En la actualidad distribuimos alimentos en nuestras cuatro comunidades salesianas y asistimos a otras congregaciones religiosas de la región para llegar a alrededor de 10.000 personas cada día con 25 kilos de harina blanca, 5 litros de aceite comestible, arroz y galletas multivitamínicas”, describen los misioneros salesianos desde Etiopía.

Además, los Salesianos en Tigray tienen un programa de alimentación escolar en Shire que entrega pan cada mañana a 1.300 alumnos. También cuentan con un programa de alimentación diaria en Adwa para 3.000 niños malnutridos y que reparte pan a 5.000 personas desplazadas internas.

En las diversas obras salesianas también se ofrece apoyo psicosocial y de superación de traumas a diferentes grupos (religiosos, educadores, estudiantes, padres) y hay clases tutoriales y formaciones técnicas breves para alrededor de 2.500 niños y jóvenes.

Desde Misiones Salesianas, el año pasado apoyamos con casi 100.000 euros a los Salesianos en Tigray para alimentación, material escolar y la apertura de la formación profesional. Este año financiaremos un proyecto de apoyo a casi mil desplazados para que regresen a sus casas e inicien su vida en una población que fue muy devastada por la guerra, además de ofrecer apoyo psicológico. El proyecto, de 106.000 euros, está cofinanciado por la Comunidad de Madrid y proporcionará ayuda para que arreglen sus viviendas, materiales para que empiecen a vivir en ellas y que pueden comenzar una actividad agrícola y ganadera.

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