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14 septiembre, 2023

La población en Tigray (Etiopía) sigue muriéndose de hambre 10 meses después de acabar la guerra

La región de Tigray, en el norte de Etiopía, sufrió una devastadora guerra durante dos años, entre noviembre de 2020 y de 2022. Las luchas de poder acabaron con la vida de miles de personas, obligaron a huir otras tantas y sumieron en la pobreza, el hambre y el abandono a quienes no tuvieron la oportunidad de escapar de la violencia. Casi siete meses después de la finalización del conflicto, la situación para la mayoría de la población continúa siendo dramática. Las escuelas, por fin, abrieron sus puertas el mes pasado, pero millones de personas sufren las consecuencias económicas, físicas y psicológicas de la guerra. Los misioneros salesianos tratan de ayudar a recuperar la normalidad y ofrecer educación a los menores y a los jóvenes de la zona en sus cuatro presencias en Tigray: Makelle, Adigrat, Adwa y Shire.  

La guerra civil entre el ejército etíope y el Frente de Liberación de Tigray duró dos años y tuvo un saldo devastador de más de medio millón de muertos y dos millones de desplazados internos. Más del 90% de los seis millones de habitantes del país todavía dependen de la ayuda humanitaria para su supervivencia. 

Más de 10 meses después del acuerdo de paz, en noviembre del año pasado, la provincia etíope de Tigray todavía se encuentra en medio de una enorme crisis humanitaria que pasa inadvertida para el mundo. “La situación actual en la provincia de Tigray es aparentemente mucho peor que durante la gran hambruna en Etiopía en 1984 y 1985. En ese momento, la comunidad internacional estaba conmocionada y todos mostraron solidaridad. Ahora, la necesidad es aún mayor, pero parece que a nadie le importa”, aseguran los misioneros salesianos.

Una gran parte de las infraestructuras en la provincia más septentrional y multiétnica del estado etíope ha sido destruida y la situación de seguridad continúa siendo precaria. La única buena noticia es que la guerra ha terminado y todos los involucrados quieren paz, electricidad y un sistema bancario que funcione. Los vuelos y las comunicaciones también se han reanudado después de dos años de aislamiento e incomunicación.

El hambre y la falta de alimentos son las dos grandes urgencias para la población de Tigray

La ayuda alimentaria para Tigray sigue siendo una prioridad. “Muchas personas han muerto de hambre y siguen muriendo, especialmente las madres lactantes y los niños pequeños que han huido. Incluso si sobreviven, la desnutrición dañará su desarrollo cerebral y, por lo tanto, su calidad de vida”, recuerdan los misioneros salesianos. “La agricultura ha comenzado también muy lentamente, ya que todos los animales de granja desaparecieron durante la guerra, y además, siguen faltando medicamentos y hospitales”, añaden.

También existe una gran necesidad en el ámbito educativo. 1,3 millones de niños y jóvenes han perdido tres años escolares en Tigray, primero por la pandemia, luego por la guerra, y ahora porque muchas escuelas están destruidas.

La superación de los traumas y la sanación debe comenzar, por tanto, de inmediato, ya que aproximadamente 200.000 mujeres de la región fueron violadas por soldados, a menudo en grupos, durante la guerra. “La reconciliación durará varias generaciones, y el perdón a pequeña escala debe empezar con la búsqueda de la justicia y la satisfacción de las necesidades necesarias para la supervivencia, así como con la participación activa del sector educativo”, explican los Salesianos.

Además, con la guerra que estalló en Sudán en abril, ahora llegan refugiados a Etiopía, a menudo como repatriados de las aproximadamente 75.000 personas desplazadas que antes habían huido del conflicto en Tigray. No hay otras opciones para ellos en el Cuerno de África y el caos también reina actualmente en los países vecinos de Somalia, Sudán del Sur, Egipto y Eritrea.

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