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3 febrero, 2025

La ciudad de Goma, en RD Congo, fuera de control e incomunicada tras la invasión del grupo rebelde M23

La invasión de Goma la semana pasada por el grupo rebelde M23 ha sumido en el caos a la ciudad, que lleva años sufriendo la llegada de población desplazada debido la guerra que durante 30 vive el país africano. Los misioneros salesianos continúan atendiendo con escasos medios a la población que se refugia en sus instalaciones mientras los combates dejan incontables muertos en las calles y a la ciudad aislada y sin electricidad.

Sin agua, sin electricidad y con un número indeterminado de muertos en las calles”, así es como describen los misioneros salesianos en República Democrática del Congo la situación en Goma tras la invasión del M23 la semana pasada y la huida del ejército. “Los salesianos se encuentran bien, pero con las puertas cerradas para evitar la violencia que hay en las calles”, explican desde la sede inspectorial en Lubumbashi.

El pasado lunes, las fuerzas rebeldes entraron en Goma, la ciudad más importante de la región de la provincia de Kivu del Norte, y anunciaron que habían tomado el control. Los combates continúan las calles, que están bloqueadas, y hay un número indeterminado de muertos, a la vez que los hospitales están saturados.

RD Congo sufre desde hace más de 30 años combates en los que participan más de 122 grupos rebeldes que luchan por el control de los minerales. El país tiene el 80% de las reservas mundiales de coltán, tan necesario para las baterías de dispositivos y coches eléctricos. La población sufre un continuo desastre humanitario que se agudizó a finales de 2022 y que hoy deja casi siete millones de personas desplazadas y a más de 25,4 millones que necesita ayuda para sobrevivir.

Goma está incomunicada, sin electricidad ni internet, y faltan agua y alimentos

Ante esta nueva situación, los misioneros salesianos se encuentran bien, pero tienen dificultades para comunicarse porque no hay electricidad ni internet. En los primeros momentos de la invasión mandaron un mensaje que describía la situación que se vivía en Goma: “Desde las dos de la madrugada estamos bajo una lluvia de balas, no sabemos cómo salir de nuestras casas. Faltan alimentos y agua, todos los desplazados ya no saben adónde huir, la situación es catastrófica”.

Por ese motivo, hemos puesto en marcha un proyecto de emergencia para intentar hacer llegar la ayuda de primera necesidad cuanto antes a la población que se refugia en las instalaciones salesianas.

En la obra salesiana Don Bosco Ngangi, en Goma, desde el último rebrote de la violencia hace un año ya había más de 3.500 familias en un campo de refugiados que se levantó en los campos de fútbol junto a la parroquia. “Son más de 30.000 personas, la mayoría mujeres, niños y niñas. Y a estos se han sumado más de 2.000 personas que buscan un lugar seguro en estos momentos de incertidumbre”, explican los misioneros salesianos.

La situación ha desbordado todas las previsiones de acogida de personas desplazadas

Aunque se habían preparado más espacios ante una posible invasión de Goma y la llegada de personas desplazadas, la situación ha desbordado todas las previsiones, y “miles de personas han entrado y ocupado espacios en los campos de fútbol y también dentro del edificio.

Goma es un cruce de caminos para los desplazados. Las mujeres y los niños, junto con los jóvenes, son los más expuestos a todo tipo de riesgos. Muchos menores y adolescentes de las escuelas primarias y secundarias han vuelto a ver cómo su año escolar se ha interrumpido por esta situación de guerra. Esta situación también afecta a la temporada agrícola, porque es un momento crucial para la siembra, que tendrá que abastecer a las áreas urbanas como la ciudad de Goma.

Ya han pasado más de dos años desde la apertura de los campos de desplazados que rodean la ciudad de Goma, y los trabajadores humanitarios no pueden satisfacer todas las necesidades de los desplazados en los numerosos campamentos.

Desde MISIONES SALESIANAS apoyamos a los misioneros salesianos para que puedan atender las necesidades de los desplazados y también para que los niños, niñas y jóvenes puedan continuar con su educación. Ya hemos enviado 170.000€ en el último año para distribuir alimentos entre aquellos más vulnerables, sobre todo, a muchas madres con menores a su cargo. RD Congo es un país donde más de 2,8 millones de menores sufren desnutrición aguda.

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