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Ver todas las noticiasLos misioneros salesianos, preparados para ayudar a los afectados por el terremoto en Haití
Más de 1.300 personas han fallecido, más de 5.700 están heridas y más de 30.000 familias han perdido sus hogares tras el terremoto de 7,2 grados que sacudió Haití el pasado sábado. Aún es pronto para conocer el alcance total de la tragedia, pero desde los primeros momentos los misioneros salesianos están preparados para ayudar a una población que ha perdido lo poco que tenía.
“Nosotros estamos bien y nuestras misiones han sufrido algún daño leve en los muros, pero alrededor hay mucha destrucción”, explicaba Víctor Auguste, misionero salesiano, en los primeros momentos tras el terremoto. “Todo es muy confuso, necesitamos recabar información y ver cómo podemos ayudar”, añade.
“Los misioneros estamos bien, pero sí que sabemos que hay personas de nuestro entorno que han perdido la vida y muchas personas han perdido sus casas”, revelan los misioneros que trabajan en Los Cayos, la zona más afectada por el terremoto y sus réplicas. En la misión salesiana de esta zona ya hay varias familias refugiadas.
A la crisis política, económica y social se le suma una tragedia más para una población muy vulnerable
El terremoto no ha podido producirse en peor momento para este país. Por un lado, con una gran inestabilidad política tras el asesinato en el mes de julio del presidente Jovenel Moïse; pero también una escalada de violencia que ha hecho que más de 19.000 personas tuvieran que abandonar sus hogares. Además, como el resto del mundo, el país se enfrenta a la pandemia con miles de personas contagiadas y con pocos recursos para atajar el virus. En Haití, más de 4,4 millones de personas necesitaban ayuda humanitaria, según la Oficina de la ONU para Asuntos Humanitarios (OCHA).
El primer ministro, Ariel Henry, ha declarado un mes de emergencia nacional y ha pedido colaboración internacional para poder ayudar a la población. Asimismo, las autoridades se encuentran preocupadas por el paso de la tormenta tropical Grace, que deja aún más expuesta a una población muy vulnerable.
Haití es uno de los países más pobres del mundo. Y aún no se ha recuperado del catastrófico terremoto de 2010 en el que fallecieron más de 200.000 personas y hubo millones de heridos.