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Ver todas las noticiasDon Bosco en medio de la población achuar: medio siglo de evangelización y educación de los jóvenes
La presencia Salesiana en la selva amazónica ecuatoriana con el grupo étnico achuar comenzó hace casi 50 años con el gran misionero italiano Luis Bolla, que tomó el nombre indígena de Yankuam Jintia. Fue el primero en vivir entre los achuar, compartiendo su vida y el Evangelio entre ellos. Medio siglo después del primer contacto con el pueblo achuar, el trabajo misionero salesiano sigue apostando por la evangelización, la educación y la promoción humana, social y cultural.
El trabajo misionero en favor del pueblo achuar fue aceptado desde el principio y pronto dio sus frutos. Consiguió no sólo acabar con las guerras entre tribus y familias, sino que también supuso una oportunidad para poder ayudar con la educación a las nuevas generaciones. Ahora son ellas las que defienden su cultura y su territorio.
Precisamente fueron los propios achuar los que pidieron a los misioneros salesianos en 1988 que se fundara una misión en Wasakentsa. El padre Domingo Bottasso y el ya fallecido padre Silvio Broseghini lideraron el proyecto. Un colegio y un internado para la educación y la formación de los jóvenes achuar fueron los pilares iniciales de la misión.
Pero la Misión Wasakentsa no se ha quedado sólo en dar clases y formar a 110 estudiantes del colegio. Tiene también 80 internos y 50 universitarios achuar que vienen de muy lejos. Además, como misión e Iglesia misionera en salida, sale al encuentro de otras 49 comunidades achuar que existen en este amplio territorio. Con una población de alrededor de 5.000 habitantes, existen muchos niños y jóvenes (40% de la población) que tienen el sueño de estudiar y de tener una vida más digna.
Desde la misión salesiana visitamos estas comunidades a pie, ya que no hay carretera y la avioneta es muy cara, atravesando ríos, pantanos, lomas, árboles caídos, entre lodos, con lluvia y calor, entre animales salvajes y peligrosos,… para poder encontrarnos con las personas en sus comunidades y compartir la palabra de Dios, celebrar la eucaristía, administrar los sacramentos y formar a catequistas achuar.
Largas jornadas de caminata por la selva para poder atender a las comunidades achuar más alejadas
Durante la pandemia y el confinamiento todo ha sido más difícil. Ha habido contagios y fallecidos entre la comunidad achuar, “pero no hemos dejado ni un momento de estar entre ellos y junto a ellos para ayudarlos”, aseguran los misioneros salesianos.
Pero el trabajo misionero también va mucho más allá. “Realizamos encuentros de formación informal para los niños a través del oratorio, zonales de jóvenes tres veces al año, de líderes jóvenes, de mujeres, de familias, y también tenemos escuela de fútbol”, enumera Agustín Togo, un joven salesiano que trabaja en Wasakentsa.
El objetivo es brindar a la población achuar un espacio de formación en valores humanos, culturales y cristianos para que se preparen y puedan llevar adelante su pueblo como protagonistas autóctonos. De esta forma, el trabajo misionero no solamente se realiza en la iglesia, sino en cualquier lugar, incluso sudando, con el hacha en las manos y las botas puestas junto al pueblo. Con niños, niñas, jóvenes y padres de familia, e incluso en una actividad deportiva con ellos.
Esta Iglesia con rostro achuar va creciendo. Hay muchos catequistas, jóvenes líderes y profesionales comprometidos que están ofreciendo y compartiendo sus vidas y servicios para el bien de su pueblo. “Es una bendición de Dios, poder dar y entregar esfuerzo, servicio y vida a esta llamada misionera, a pesar de las dificultades diarias que hay. Sin esperar nada a cambio, todo para el Reino de Dios en el rostro de este pueblo achuar, un pueblo noble amazónico”, concluye el padre Agustín Togo.