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Ver todas las noticiasDieudonné, un caso de éxito de Don Bosco en Benín al que el programa ‘Apadrina una escuela’ le cambió la vida
Dieudonné es un joven de 17 años, que vive en el Foyer Don Bosco en la capital de Benín, Porto Novo. Obligado a trabajar desde niño y discriminado por su familia, decidió vivir en la calle y sobrevivir con empleos esporádicos y limosnas. La llegada a la Casa Don Bosco le permitió adquirir hábitos saludables y, sobre todo, cumplir el sueño de estudiar. El programa de Misiones Salesianas ‘Apadrina una escuela’ le permitió realizar cursos acelerados de capacitación con los Salesianos y aprender el oficio de mecánico. Su agradecimiento a Don Bosco le lleva a seguir soñando: “Quiero trabajar con mi jefe y tener dinero para comprarme mis propias herramientas”.
Abandonado y sin ir a la escuela desde los 11 años, el joven Dieudonné fue víctima de abusos físicos por parte de su familia durante gran parte de su infancia. “Vivía con mi madrastra y me obligaba a hacer trabajos extenuantes para mi edad. Me maltrataba y apenas me alimentaba”, recuerda el joven.
Cuando veía a los demás niños yendo a la escuela me sentía triste. “Un día le pedí a mi padre que me inscribiera en unas clases de mecánica automotriz, pero se opuso con el pretexto de que no tenía dinero. Ese día tuve la sensación de que no me quería como a sus otros hijos”, comenta Dieudonné.
El joven pasó parte de su vida de casa en casa, a veces con un abuelo, otras con un pastor…
Cansado de esa inestabilidad y de la falta de cariño, decidió vivir en la calle: “Allí no sufriría humillaciones, privaciones ni violencia”. Y así vivió durante un tiempo gracias a empleos esporádicos y, sobre todo, a la caridad.
Conocer la Casa Don Bosco y el programa ‘Apadrina una escuela’ cambiaron la vida de Dieudonné
Sin embargo, su vida cambió el día que conoció a un trabajador social de Don Bosco que lo llevó a la casa salesiana para niños de la calle. Allí lo escucharon, lo trataron con amabilidad y un equipo psicosocial comenzó el proceso de acompañamiento para que iniciase un nuevo proceso de vida.
“Hice cursos de alfabetización y por fin pude aprender. Realicé cursos acelerados de nivelación académica y este año espero conseguir el Certificado de Escuela Primaria”, asegura con alegría. “Logré realizar a la vez varios cursos de capacitación acelerada y esto fue posible gracias al apoyo financiero del programa Apadrina una escuela, y también al equipo educativo tengo”.
El acompañamiento de la Casa Don Bosco le permitió descubrir sus talentos y su potencial, sobre todo en lo que se refiere a la danza y a la composición de canciones. “Gracias al apadrinamiento tengo y disfruto de mi derecho a la educación, a la protección, a una vida digna y plena”.
Su mayor desafío ahora es mantenerse constante “y no permitir que el dolor de mi vida pasada se interponga en mi deseo de tener éxito”, destaca Dieudonné. Su sueño es convertirse en profesional cuando acabe la escuela. “Quiero tener dinero para comprar mis herramientas”. Pero su mayor alegría sería “que mis padres asumieran sus responsabilidades apoyándome a mí y a mis hermanos para volver a casa”. La educación salesiana demuestra con Dieudonné, una vez más, que es clave para el futuro y a la vez el medio más eficaz para reducir la pobreza y la delincuencia juvenil.