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Ver todas las noticiasMedia vida en un semáforo de Mozambique
Francis tiene 14 años y la mitad de su vida la ha pasado al lado de un semáforo intentando sobrevivir. Su madre murió cuando él tenía siete años y desde entonces vive en la calle y tiene que buscar la manera de sobrevivir. Junto a él, está Dércio, también de 14 años. Son amigos, se cuidan entre los dos, y piden limosna en un semáforo de la Nacional 4, que une Mozambique con el Sur del continente. Junto a Francis y Dércio hay otros 12 niños y niñas. Son una pandilla.
Están Filomena e Inocencio, de 5 y 6 años según su madre y que los observa de lejos para guardar el dinero que sus hijos recogen de los automovilistas. Edu tiene 17 años y es sordomudo. Luiza tiene 13 y Mónica de 21 pide con su hijo de nueve meses.
Como esta pandilla, hay otras muchas por todo el país. Niños y niñas que viven solos, abandonados… No van a la escuela, no saben leer ni escribir. Nadie parece verlos en las calles, nadie les presta atención, pero todos necesitan ser vistos, acogidos, protegidos… Y, sobre todo, tienen el derecho de tener una vida digna.
Los misioneros salesianos llevan años comprometidos con los niños, niñas y jóvenes más desfavorecidos. Los menores encuentran personas que se preocupan por ellos, que les cuidan, les preguntan por sus sueños y les ayudan a cumplirlos.
