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16 julio, 2025

Los misioneros salesianos refuerzan su compromiso con la población más necesitada tras el terremoto en Myanmar

Las comunidades salesianas en Myanmar ponen en marcha un plan de ayuda sostenida en el tiempo para la población damnificada por el terremoto, con acciones dirigidas a la educación, la nutrición, la salud y el acompañamiento emocional. Han pasado más de 100 días del fuerte seísmo de 7,7 grados y la emergencia continúa para muchísimas personas que lo perdieron todo y que no tienen medios para reconstruir sus vidas.

Tres meses y medio después del devastador terremoto de 7,7 grados que asoló Myanmar a finales de marzo, la emergencia continúa. Las regiones de Mandalay y Sagaing, epicentro del seísmo, siguen enfrentándose a una realidad marcada por la destrucción, la pobreza y la inseguridad. En medio de esta situación, los misioneros salesianos no han dejado de acompañar a la población en situación de mayor vulnerabilidad. En las últimas semanas, además, han redoblado su compromiso con un plan integral de ayuda a largo plazo para reconstruir las vidas de los damnificados.

“La población ya sufría por la crisis política. Ahora se enfrentan a más dolor aún por esta catástrofe natural”, afirma el padre Bosco Nyi. “El terremoto destruyó hogares, escuelas, iglesias y centros de salud. Muchas familias desplazadas habían huido de los enfrentamientos armados y vivían en refugios improvisados, que también se derrumbaron. Hoy continúan durmiendo al raso, bajo lonas plásticas, en condiciones insalubres, mientras las lluvias empeoran la situación”, continúa el misionero salesiano.

Los misioneros salesianos agradecen a la Familia Salesiana el apoyo al pueblo de Myanmar en estos meses y recuerdan que “lo que la población necesita ahora es ayuda a largo plazo. Necesitan viviendas, agua potable y saneamiento. Los niños necesitan volver a la escuela y los maestros necesitan apoyo para volver a enseñar. Quienes perdieron sus granjas o pequeños negocios necesitan ayuda para empezar de nuevo. Los hospitales y clínicas ya eran escasos en las zonas más afectadas, y ahora están abarrotados o deteriorados. Las personas con lesiones o enfermedades crónicas sufren en silencio. Muchas familias han vivido la guerra, el desplazamiento y, ahora, un terremoto. Su dolor es profundo”, explica el padre Bosco Nyi.

Ayuda en educación, salud, nutrición… a largo plazo para la población damnificada en Myanmar

En un lugar llamado Min Gun, un pequeño pueblo a una hora en coche de Sagaing, el epicentro del terremoto, hay alrededor de 1.200 familias en un enorme campamento. Cada familia debe alojarse en una cabaña de cuatro metros cuadrados. Llegaron a este campamento desde siete aldeas debido al terremoto y a la inestabilidad política.

Por este motivo, los misioneros salesianos han puesto en marcha un plan de ayuda estructurada en cinco áreas clave:

  • Educación: en el campo de Min Gun se habilitarán tiendas de campaña como aulas para que los niños puedan retomar sus estudios. Se contratará a 12 maestros y se apoyará a estudiantes de zonas afectadas para que puedan continuar su formación en internados.
  • Nutrición: se distribuirán alimentos y suplementos nutricionales a 170 personas mayores que necesitan cuidados especiales.
  • Bienestar infantil: se adquirirán juguetes para los más de 300 menores del asentamiento, como gesto de apoyo emocional para quienes lo han perdido todo.
  • Asistencia alimentaria: cada familia recibirá arroz y aceite de cocina. En total, se prevén repartir 600 sacos de arroz y 600 garrafas de aceite.
  • Salud: se mejorarán las condiciones de una pequeña clínica atendida por una enfermera, dotándola con mobiliario básico, lavabo y un sanitario.

La población está cansada y tiene miedo. Los niños no pueden ir a la escuela, los hospitales están colapsados o en ruinas y muchos sufren en silencio”, señala el misionero salesiano. A pesar de ello, la comunidad local muestra un coraje admirable. Voluntarios, grupos religiosos y trabajadores humanitarios hacen lo posible por atender a todos, pero la necesidad supera los recursos disponibles.

Desde MISIONES SALESIANAS hacemos un nuevo llamamiento porque la población en Myanmar sigue sufriendo y sólo piden la oportunidad de reconstruir sus vidas con dignidad.

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