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24 diciembre, 2019

Vivir una Navidad misionera junto a los más desfavorecidos en el mundo

Nuestra Navidad en este primer mundo no la entenderíamos sin el frío, las luces en las calles, los regalos, las comidas copiosas… Desde finales de octubre la publicidad se encarga de recordarnos que es Navidad. Sin embargo, ésa no es la esencia ni tampoco el espíritu de la Navidad. Los Salesianos volvemos a vivir hoy una Navidad misionera junto a los más desfavorecidos más de 130 países de los cinco continentes.

Millones de personas en el mundo viven inmersos en una guerra (Siria, Sudán del Sur…), ahogados por la crisis económica, política y social (Venezuela, Chile…), recuperándose de una catástrofe natural (Haití, Filipinas…) o vagando por un país que no es el suyo como migrantes o refugiados. Además, millones de menores siguen sin poder ir a la escuela, no tienen acceso al agua potable ni a la sanidad o son reclutados para combatir en lugar de poder jugar a ser lo que son: niños y niñas.

Para todas estas personas también es Navidad y miles de misioneros celebrarán hoy la Nochebuena entre ellos, reunidos en familia, alegrándose del nacimiento del Niño Jesús y transmitiendo la Buena Noticia en medio de las dificultades.

Lo importante hoy para los más desfavorecidos no será el intercambio de regalos, ni la cena especial, las personas más humildes dan importancia a poder compartir tiempo y espacio, a estar alegres y a poder agradecer estar vivos. El calor para ellos, además del que se vive en la mayoría de lugares de África y América, es el humano.

La presencia de los misioneros salesianos, el acompañamiento personal y espiritual es la mejor receta para la feliz Navidad de millones de personas en el mundo: niños de la calle, menores en situación de prostitución, jóvenes acusados de brujería, menores soldado, sin escolarizar, huérfanos, jóvenes que quieren ir a la escuela o aprender un oficio, familias desestructuradas, sin recursos económicos, refugiados, migrantes… para todos ellos Don Bosco tiene una palabra amable, un gesto de acogida y una opción de esperanza para no rendirse y poder experimentar un cambio en sus vidas.

Tenemos mucho que aprender de quienes menos tienen pero con mayor autenticidad y sencillez viven la Navidad. Ojalá que nuestros hogares también estén llenos hoy de acogida y familiaridad para recibir al Niño Jesús. ¡Feliz Navidad!

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