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21 julio, 2021

La asistencia a los niños en situación de calle en Nigeria no se detiene en tiempos de pandemia

Los misioneros salesianos atendemos en muchos países a los niños y niñas en situación de calle. Sobreviven en grupos para sentirse más seguros, pero sin el calor de la familia ni el aprendizaje en la escuela. Son múltiples las causas que los llevan a la calle y muchos de ellos sufren abusos de todo tipo, adicciones o se ven obligados a recurrir a la prostitución para poder comer. Otros quieren abandonar la calle y, gracias a los Salesianos, encuentran un hogar, una familia y la posibilidad de estudiar o aprender un oficio y de regresar junto a su familia. Uno de los ejemplos de ese trabajo salesiano en favor de los niños y niñas en situación de calle se realiza en Nigeria.

El Centro Don Bosco para la Protección de Menores (Don Bosco Child Protection Center), ubicado en Lagos, Nigeria, sigue ayudando a niños y niñas rescatados de las calles. En todo este tiempo de pandemia, incluido el largo confinamiento, no ha dejado de funcionar. El centro está dedicado a la recuperación de menores de entre 7 y 15 años que viven en la calle, que han sufrido abusos en sus hogares o que se han salvado de la trata infantil.

El apoyo que ofrece el centro permite a 25 niños y niñas beneficiarios recibir clases y cursos de formación profesional, asesoramiento y asistencia psicológica, atención médica y ropa. Una parte de los fondos que se reciben gracias a la solidaridad salesiana de todo el mundo se destina a sufragar los gastos operativos del centro, como combustible, electricidad, material educativo y productos de higiene.

Con una alta tasa de violencia doméstica, abuso infantil y pobreza, muchos jóvenes que viven en Lagos luchan por sobrevivir en las calles de la ciudad. Otros terminan recurriendo al crimen o caen en el abuso de sustancias tóxicas y en las actividades delictivas.

El Centro Don Bosco ofrece educación y esperanza a niños y niños que carecen del amor de una familia

“Como Lagos es una metrópoli, hay muchos niños y jóvenes que llegan creyendo que podrán encontrar riqueza, trabajo y dinero”, explica Augustine Okeke, director del Centro Don Bosco. Sin embargo, cuando llegan a Lagos se dan cuenta de que están solos, no tienen nada y terminan viviendo en la calle. “Los ayudamos ofreciéndoles un ambiente familiar para que se sientan amados y apoyados, para que tengan un lugar seguro en donde vivir y adquieran educación y habilidades”, asegura el misionero salesiano.

A los niños, niñas y jóvenes los encuentran por primera vez directamente en la calle, en su ambiente. En ese primer acercamiento se les ofrece apoyo moral y psicológico. Después del primer contacto, el centro colabora con el llamado equipo de rescate, que incluye a la Policía, la Oficina de Protección a la Niñez, los Servicios Sociales y el Juzgado de Menores. Los llevan al Centro Don Bosco y allí cuentan con el cuidado del personal salesiano, de los trabajadores sociales, los profesores, un asesor psicológico, así como del resto del personal de la casa y administrativo.

Una vez que los jóvenes llegan al Centro Don Bosco reciben asesoramiento diario, capacitación y apoyo, con el fin de estar preparados para una nueva fase de sus vidas. La reunificación familiar, cuando es posible, se lleva a cabo después de este proceso. Mientras tanto, el personal salesiano trabaja con las familias y con cada menor para ayudarlos a reintegrarse a la vida familiar, y acompaña a las familias incluso después de la reunificación para asegurarse de que todo vaya bien.

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