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Ver todas las noticiasLa nueva presencia salesiana en el campo de refugiados de Palabek, en Uganda, ya es una realidad
La nueva comunidad salesiana recién abierta en el campo de refugiados de Palabek sueña construir escuelas primarias, secundarias, centros de formación profesional y, sobre todo, ofrecer consuelo desde la fe y desde la esperanza a todos los refugiados que llegan huyendo de la guerra de la vecina Sudán del Sur.
El padre Lazar Arasu ha sido el pionero de la nueva presencia entre los refugiados, que responde al llamamiento que realizó el Rector Mayor en noviembre pasado. En los últimos meses él ha sido el encargado de preparar el inicio de esta nueva misión salesiana en el campo y sobre todo en medio de los jóvenes refugiados y para ello ya han comenzado las construcciones de dos capillas y de tres escuelas materno-infantiles para atender a los niños.
Los católicos de la región han realizado un gesto de generosidad donando seis grandes terrenos para las construcciones de las capillas y de las obras educativas en favor de los niños y jóvenes. Además, los propios refugiados se ofrecieron para construir la cabaña para elpadre Arasu y para los demás misioneros.
A las cinco de la tarde los funcionarios de las agencias humanitarias y de las ONG que ofrecen ayuda a los refugiados dejan el campo para descansar en sus alojamientos, situados en una ciudad cercana, pero los Salesianos se han establecido en el campo de los refugiados para permanecer en medio de la gente.
En el campo de refugiados de Palabek se encuentran un promedio de 42.000 personas y se sabe que cada semana llegan cerca 300 nuevos que huyen de la guerra de Sudán del Sur. La mayoría de la población está formada por mujeres, niños y jóvenes.
Inaugurada el día de Don Bosco, el pasado sábado, día 3, se abrió oficialmente la comunidad salesiana en la zona de los refugiados sudsudaneses con una multitudinaria eucaristía. En la actualidad, la nueva misión está formada por el padre Lazar Arasu y el padre Reddy Papi Gade y muy pronto se unirán el padre Ubaldino Andrade y el padre Albert Canisius.
“Esta presencia es una nueva frontera de la Congregación, que nos hace percibir la frescura de los inicios del oratorio. Tendrá estructuras simples, capaces de adaptarse continuamente a las necesidades de los jóvenes refugiados. Exigirá de parte de los hijos de Don Bosco un cuidado salesiano, lo que se convertirá en una profecía, en una presencia amigable, educativa y evangelizadora entre los últimos”, manifestó el padre Martín Lasarte, del Dicasterio de Misiones, que también participó en la inauguración de la nueva presencia salesiana.