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Ver todas las noticiasMonseñor López Romero, en su ordenación como arzobispo de Rabat toma de referencia al Papa Francisco: “El principal servicio que debo prestaros es el del amor»
El salesiano Cristóbal López Romero, hasta ahora máximo responsable de la Inspectoría de María Auxiliadora, fue ordenado el pasado sábado nuevo arzobispo de Rabat en la Catedral de la capital de Marruecos. La diócesis que dirige abarca la mayor parte de Marruecos y es la primera vez en la historia que un español ocupa este cargo.
La celebración contó con la participación de autoridades religiosas de diversas partes del mundo, con la presencia del Rector Mayor de los Salesianos, don Ángel Fernández Artime, así como de un nutrido grupo de salesianos y amigos, aunque la presencia más destacada fue la de padre, que decidió participar, a sus 93 años en este gran acontecimiento eclesial. “Ha sido valiente y ha decidido acompañarme”, aseguro el nuevo arzobispo.
Monseñor López Romero, de 65 años, fue ordenado por el cardenal Juan José Omella, arzobispo de Barcelona, llegado a Rabat especialmente para la ocasión, en una catedral abarrotada como en pocas ocasiones por feligreses de origen europeo y subsahariano, ya que los cristianos marroquíes tienen prohibido asistir a misa.
Durante la larga ceremonia de ordenación -en francés y español y con otras plegarias en numerosas lenguas europeas y africanas-, el cardenal Omella recordó al nuevo arzobispo que su trabajo consistirá en gran medida en asistir a los emigrantes y a los estudiantes subsaharianos en Marruecos, que en los últimos años representan la mayoría de fieles en las iglesias católicas del país magrebí.
El cardenal Omella precisó en dos ocasiones que esa labor debe hacerse “sin ninguna forma de proselitismo”, en alusión a que el Código Penal marroquí prohíbe expresamente toda actividad consistente en “desviar a los musulmanes de su fe”, y en el pasado se han registrado casos de expulsión de extranjeros por tratar de convertir a los marroquíes.
Monseñor López Romero recibió el báculo episcopal del francés monseñor Vincent Landel, que renunció al arzobispado tras una labor de 19 años al frente de la Diócesis de Rabat.
Sus primeras palabras fueron: “He venido para amaros. El principal servicio que yo debo prestaros no es el de organizar actividades, dirigir las parroquias o tomar iniciativas pastorales, sino el servicio del amor”, y concluyó su intervención con una frase significativa: “Mi hoja de ruta deberá tener como punto de referencia al Papa Francisco”.
