Puertas abiertas las 24 horas del día en la Casa Don Bosco de Alepo para atender y dar refugio a la población

Más de 33.000 fallecidos, más de 80.000 personas hospitalizadas y casi un millón de personas que necesitan comida son algunas de las terribles cifras, que siguen aumentando, que dejan el gran terremoto y la fuerte réplica, por encima de los 7º en la escala Richter, ocurridos hace una semana y que afectaron al sur de Turquía y al norte de Siria. El país asiático, a punto de cumplir 12 años en guerra, vive una emergencia humanitaria difícil de describir.

“Siria está en una situación de pobreza extrema porque no llega la ayuda internacional y las labores de rescate ya se han suspendido”, asegura un voluntario en la Casa Don Bosco de Alepo. “Sólo hay dos horas de electricidad al día y las familias tienen que comprar amperios para tener luz. Cada amperio cuesta 50.000 liras sirias y el sueldo medio equivale a 150.000 liras…”, explica Hamed, un hombre acogido junto a su familia en Don Boco.

Sin luz, en pleno invierno y con temperaturas bajo cero, sin posibilidad de comprar combustible y con los precios de los alimentos disparados por la escasez, los ciudadanos sirios del norte del país viven una situación límite. “Muchas personas tienen miedo de regresar a sus casas y el Gobierno está derribando las que están en peor estado. He visto a muchas familias dormir en los coches por miedo y por no tener adonde ir”, cuenta una joven refugiada en la Casa Don Bosco de Alepo.

Las puertas de Don Bosco Alepo están abiertas desde el primer día y durante las 24 horas. “Cada día se han refugiado con nosotros alrededor de 500 personas, a las que hemos atendido con todo lo que tenemos a nuestro alcance: desayuno, comida, mantas, ropa de abrigo, colchonetas…”, recuerda Alejandro León, superior de los Salesianos en Oriente Medio.

Más de 5,3 millones de personas están sin hogar en Siria una semana después del terremoto

Pero todo ha sido tristeza en estos días, “tratamos de que los niños jueguen, de que haya música en algunos momentos para compartir y celebrar la vida”, relata Mateo Colmenares, voluntario salesiano de origen venezolano en Alepo. “Somos conscientes de que después del shock inicial, con el tiempo aparece el dolor, la incertidumbre, el preguntarse qué va a pasar con sus vidas, y a todo eso también queremos empezar a dar respuesta para sanar los corazones”, continúa.

Las presencias salesianas de Damasco y Kafroun han sido las primeras en movilizarse para recoger ayuda material y trasladarla a Alepo. “También se han ofrecido a acoger a algunos de los refugiados, mientras que otras iglesias católicas y de otras confesiones de Siria, al igual que Cruz Roja y la Media Luna Roja, nos han ayudado con mantas y colchones”, comentan los misioneros salesianos en Alepo.

En Misiones Salesianas, el primer día de la tragedia abrimos la campaña Emergencia humanitaria en Siria para poder enviar ayuda económica a los Salesianos para hacer frente a esta situación y poder ayudar al máximo de personas sin hogar. Gracias a nuestro Fondo de Emergencia ya hemos hecho llegar una primera cantidad de dinero para adquirir bienes de primera necesidad.

Un primer proyecto de emergencia pretende atender durante un mes a 1.200 personas ofreciendo alojamiento, manutención, ropa de abrigo, primeros auxilios, revisiones médicas, ayuda psicosocial y la reparación de pequeños desperfectos causados por el terremoto en sus viviendas.