Tom Uzhunnalil, misionero salesiano secuestrado por ISIS durante más de 18 meses: “Dios ha estado siempre conmigo”

Tom Uzhunnalil ha estado 557 días secuestrado después de que un grupo yihadista asesinara a cuatro religiosas y a 12 ancianos que se encontraban en el mismo centro de las Misioneras de la Caridad en Aden.

El misionero salesiano comenzó su intervención recordando a las religiosas de las Misioneras de la Caridad asesinadas y no pudo evitar emocionarse al ver entre los asistentes a la rueda de prensa a algunas hermanas de la Congregación. “Estoy contento de verlas. Mis condolencias a todas ellas”, dijo entre lágrimas. “Doy gracias a Dios por este día, porque me ha conservado bien, sano, con una mente clara”, añadió.

El misionero explicó que “nunca me apuntaron con un arma durante el secuestro y no tuve miedo, no fui maltratado y allí nunca lloré. Dios y Jesús han estado conmigo”.

“Desde el principio pensé que nada me podía suceder si Dios no lo quería. Ni un pelo de la cabeza cae sin su permiso. Estas palabras me vinieron a la mente y me han dado fuerzas”.

El salesiano de origen indio contó cómo tuvo acceso alguna vez a la eucaristía, puesto que los yihadistas se llevaron con ellos algunos objetos de la capilla, entre ellos el tabernáculo en el que se encontraba el Cuerpo de Cristo.

Tom relató durante la rueda de prensa cómo los secuestradores le pidieron números de teléfono y contactos para avisar de su secuestro y “todo apunta a que querían dinero. Me preguntaron que quién podía ayudarme, si mi país o el Papa podían hacer algo por mí…”.

El 18 de agosto el padre Tom Uzhunnalil celebró su segundo cumpleaños en cautividad. La relación con sus captores no era mala e incluso revela que una vez le preguntaron por su edad. “Yo tenía 58 años -ahora tengo 59-. Y me dijeron: ‘No te preocupes, vivirás hasta los 85’”.

Cada día antes de dormir “agradecía por haber vivido ese día. Dormía bien y durante el día rezaba por el Papa, por los obispos, por los que habían muerto y por los que vivían. Celebraba la misa espiritualmente y rezaba por toda la gente que he conocido, también por los secuestradores y, por supuesto, por las hermanas que murieron”, recordó el padre Tom.

El sacerdote añade que no sabe bien quién ha ayudado a su liberación, pero sí dice conocer que “el gobierno indio, el Vaticano y el sultanato de Omán han sido quiénes lo han logrado”.

Sobre su futuro, el misionero salesiano asegura que “estoy al servicio de Dios y disponible para lo que Él quiera”. Después de hacerse más controles médicos y recuperar parte de peso perdido, 30 kilos, regresará a casa con su familia en India y continuará con su vida como salesiano.