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Ver todas las noticiasVilla Itatí, el barrio de emergencia a sólo 20 minutos de Buenos Aires donde las calles se vuelven patio salesiano
La primera localidad en el mundo que se llamó Don Bosco se encuentra en Argentina, donde llegaron los misioneros salesianos hace 150 años. Dentro de ella surgió a mediados del siglo pasado un asentamiento informal de viviendas que en la actualidad alberga a más de 50.000 personas: Villa Itatí. Es un barrio de emergencia en el que viven familias trabajadoras, pero donde también hay muchos problemas de adicciones, falta de recursos e inseguridad. Los misioneros salesianos trabajan en red con entidades vecinales y eclesiales para acompañar a la población y seguir haciendo realidad el sueño de Don Bosco de ofrecer oportunidades de futuro a los jóvenes a través de la educación.
Villa Itatí le debe el nombre a la Virgen de Itatí, que en guaraní significa “punta de piedra”, y que fue como bautizaron a este asentamiento los primeros pobladores del norte de Argentina a mediados del siglo pasado. Tiene mucha población desplazada del país, pero también paraguaya, peruana y boliviana. Entre sus particularidades está que se encuentra a 20 minutos del centro de Buenos Aires y que es la barriada social más grande del medio centenar de las que rodean a Buenos Aires, y una de la más grandes de las 6.500 que hay en el país, ya que tiene alrededor de 50.000 habitantes, la mayoría menores y jóvenes.
Las villas de emergencia son barriadas de infraviviendas construidas inicialmente de chapa, madera y cartón y, posteriormente de ladrillo, con calles que son auténticos laberintos y donde abundan los problemas de inseguridad, insalubridad, violencia intrafamiliar, adicciones y falta de escolarización para los más pequeños.






Villa Itatí es un ejemplo de organización vecinal; hay muchas personas comprometidas
La barriada de Villa Itatí está levantada alrededor de una laguna artificial, llamada la cava, producida cuando se excavó para sacar arena para construir la autopista y hubo una ruptura de la capa freática, que hace que cuando llueve inunde muchas viviendas. Gracias al trabajo de los Salesianos, inicialmente el padre italiano José Tedeschi, asesinado durante la dictadura militar, y en la actualidad con la comunidad salesiana en colaboración con las franciscanas, Villa Itatí se ha convertido en una barriada modelo.
Villa Itatí es un barrio vulnerable, pero bien organizado, con colectivos sociales, comunidades vecinales, congregaciones religiosas, y es un ejemplo de organización para otras villas, de implicación social, de lucha por los derechos fundamentales, de colaboración vecinal y, sobre todo, de orgullo para sus habitantes por vivir allí con el lema Cuidamos la vida entre todos. “Hay muchas personas comprometidas que nos permiten hacer tantas cosas, porque es un desafío que entre la vida y la muerte los jóvenes elijan la vida”, explica el salesiano Antonio Fierens, Toni.



Una cooperativa cartonera que tiene 25 años dignifica y la vida de 200 familias en Villa Itatí
Cinco salesianos trabajan en la parroquia de San Juan Bosco y se dividen las tareas. Colaboran estrechamente con una comunidad de tres misioneras franciscanas que, a principios de este siglo constituyeron una cooperativa cartonera para dar trabajo y dignificar la vida de 200 familias. “Con todas las actividades queremos impactar en los jóvenes. Estén con nosotros unos días o unos meses, queremos que aprendan algo que les sirva, y por eso damos cursos de formación profesional”, explica el salesiano Guillermo Cejas.
El Villa Itatí hay cerca de 30 espacios creados para acompañar y ayudar a la población: hay comedores sociales, una casa del menor, actividades de apoyo escolar, jardín de infancia, un centro maternal, un centro de formación profesional, hogares de cristo para los jóvenes con adicciones, un club parroquial, un centro de jubilados, grupos juveniles… y con la implicación vecinal con un centenar de educadores, animadores y también voluntarios.
Los salesianos ayudan y acompañan cada día a cientos de menores, jóvenes y a sus familias en proyectos de emergencia y primera necesidad, refuerzo escolar, actividades de ocio y tiempo libre, formación técnica y acompañamiento espiritual. “Tenemos un lema que es recibir la vida como viene. Los jóvenes tocan la puerta y nosotros lo recibimos. Entonces todas las calles de Villa Itatí se vuelven patio salesiano”, explica Alan Lucena, un educador del barrio.