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Ver todas las noticiasAtención diaria a 10.000 desplazados en el asentamiento de Gumbo (Sudán del Sur) durante la pandemia
Sudán del Sur, la nación más joven del mundo, vive en guerra desde 2013. El resultado continúa siendo millones de desplazados y refugiados. En abril el país confirmó el primer caso de coronavirus y, desde ese momento, las medidas restrictivas y de confinamiento empeoraron la situación de una población en su mayoría desplazada y con demasiadas necesidades. La guerra ha impedido que la pandemia llegue del exterior, pero aun así se han producido alrededor de 2.600 contagios y medio centenar de fallecidos. El campamento de desplazados de Gumbo, gestionado desde 2014 por los misioneros salesianos, atiende en la actualidad a casi 10.000 personas, la mayoría huérfanos, mujeres y niños, a los que ofrecen educación y atención médica.
En estos meses de pandemia los misioneros salesianos hemos continuado con nuestra labor en favor de las familias más vulnerables. Hemos realizado registros para facilitar la distribución de alimentos, agua y materiales de primera necesidad, como colchones, jabón y plásticos para cubrir los techos. Además, realizamos campañas de sensibilización sobre la higiene de manos para evitar contagios y ofrecemos educación a los menores.
El campo de desplazados se encuentra dentro de la parroquia de San Vicente de Paúl, confiada a los Salesianos en 2006. Tiene un radio de 20 kilómetros a lo largo de la orilla izquierda del río Nilo y atiende 20 aldeas, pero no había hospitales ni dispensarios adecuados. Las Hermanas de la Caridad de Jesús (CSJ), pertenecientes a la Familia Salesiana, aceptaron formar parte de esta misión para ayudar en el sector sanitario. De esta forma, en 2012 se creó el Centro de Salud Primaria de Don Bosco.
En la actualidad el centro de salud atiende a 200 pacientes diarios y ha ido completando sus actividades con una clínica móvil y programas de rehabilitación de VIH/sida y de nutrición y cuidado de la salud infantil. La mayoría de los casos se deben a la pobreza, la falta de higiene y de saneamiento: malaria, fiebre entérica, diarrea, brucelosis, enfermedades de la piel, infecciones urinarias y malnutrición.
Con la pandemia nos enfrentamos a muchos desafíos diarios y desconocidos y con poco personal
El pobre sistema de atención de salud del país y la falta de profesionales de la salud preparados son los principales inconvenientes. En segundo lugar, la mayoría de la población no comprende la pandemia y su gravedad. Hay mitos sobre ella como que esta enfermedad es sólo para los blancos o para los ricos; que el virus no sobrevive en el clima cálido del sur de Sudán, o que el gobierno miente sobre ella sólo para obtener dinero de la ayuda extranjera.
En la clínica se ha realizado un taller de sensibilización sobre el coronavirus, de prevención y control. También se han realizado seminarios de seguimiento y formación para el personal sanitario, ya que sólo hay dos laboratorios en todo el país capaces de realizar los test, una instalación con camas limitadas para tener a los pacientes en cuarentena y cuatro aparatos de ventilación mecánica.
Gracias a la solidaridad salesiana mundial, y entre ellos al envío de dinero desde Misiones Salesianas, hemos podido comprar un termómetro digital para tomar la temperatura en la frente, guantes y mascarillas quirúrgicas y otros equipos de protección sanitaria. Además, seguimos proporcionando medicamentos esenciales de manera gratuita para tratar a los enfermos y a los desplazados internos.
Sin embargo, todavía nos enfrentamos a serios desafíos para poder atender a la población desplazada que acoge el asentamiento. Satisfacer sus necesidades básicas por las consecuencias que la pandemia dejará en ellos aunque no resulten contagiados, es nuestro principal objetivo.
