Dos años de pandemia mundial. Seguimos al lado de millones de menores huérfanos y que no pueden ir a la escuela

Se cumplen dos años desde que comenzaron los confinamientos, el uso de las mascarillas, las medidas higiénicas y las restricciones de movilidad. Una parte del mundo trata de recuperar sus rutinas y la economía mientras que la otra se ha quedado sin el medio de subsistencia diario ni los recursos que tenía para vivir. En muchos países de África y América las escuelas llevan dos años cerradas y sólo algunas comienzan a abrir sus puertas en estas semanas.

El resultado del coronavirus continúa siendo mucho dolor, soledad y pobreza. Las nuevas variantes del Covid-19, como delta en India u Ómicron después, surgen y se desplazan originando olas que causan a diario cientos de miles de contagios -más de un millón al día- y miles de muertes en todo el mundo -más de 7.000 diarios-.

A pesar de que la mayoría de la población mundial tiene puesta al menos una vacuna no se ve el final de la pandemia. Las estimaciones apuntan a que cuando el Covid se supere, 150 millones de personas se sumarán a la cifra de pobreza extrema en el mundo, y más de 24 millones de menores no volverán a las aulas porque tendrán que trabajar para ayudar a la economía familiar o se habrán quedado huérfanos y vivirán en la calle.

En el primer año de pandemia casi dos millones de menores de 18 años perdieron a su madre, padre o abuelo en el mundo. En relación al número de habitantes, Perú es el país más afectado por este drama, seguido de Sudáfrica y México. En el país andino, que registra hasta el momento más de 210.000 fallecidos, los llamados huérfanos del Covid ya superan los 100.000.

Las cifras de menores huérfanos por el Covid y que no van a la escuela no dejan de aumentar

En Perú hay 98 misioneros salesianos, distribuidos en 15 comunidades, desde la Amazonía hasta los Andes. Contamos con 10 colegios repartidos por todo el territorio, nueve Casas Don Bosco para jóvenes en situación de vulnerabilidad que siempre has estado abiertas, una de ellas dedicada a migrantes venezolanos, y tres centros misioneros. También gestionamos 10 parroquias y otros tantos centros juveniles.

“Con la Fundación Don Bosco hemos trabajado junto con la Iglesia peruana en la campaña de oxígeno y con el Banco de Alimentos para la emergencia alimentaria con más de 90 ollas populares, como aquí se les llama a los comedores populares para llegar a la población más desfavorecida”, asegura el superior de los Salesianos en Perú, Manolo Cayo.

Los Salesianos a nivel mundial hemos destinado más de 15 millones de euros a las personas más necesitadas en 121 países: hemos elaborado y repartido millones de raciones de alimentos y kits de higiene; recogido a niños y niñas que vivían en las calles; entregado ropa de abrigo; utilizado nuestros colegios en todo el mundo como almacenes de comida y ayuda de emergencia durante el confinamiento; hemos sensibilizado a la población para prevenir los contagios, visitado enfermos y personas mayores que viven solas y acompañado espiritualmente a todos los que lo han necesitado.

Nuestra presencia y la solidaridad y esperanza que tratamos de infundir continúan siendo tan importantes como la llegada de las vacunas. Seguimos trabajando para que nadie se quede atrás y que, de manera especial los menores que atendemos, tengan siempre un plato de comida y nos les falta la oportunidad de recibir educación.