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22 junio, 2020

Largas filas para recoger comida en los comedores sociales salesianos de Argentina: estampa cotidiana del coronavirus

El obligado confinamiento de los últimos meses para prevenir contagios y aislar el virus han complicado el escenario social y económico en Argentina. Necesidades básicas como la comida se han vuelto aún más visibles y urgentes con estampas callejeras de filas interminables para recoger alimentos de un comedor. Desde el primer momento hemos prestado toda la ayuda y cercanía a la población con todo tipo de iniciativas. La ciudad argentina de Almagro, con tres comedores sociales, es un ejemplo del trabajo solidario en red.

Estamos unidos en una situación de emergencia, toda la parte social de la parroquia (ropa, farmacia, bolsa de trabajo, atención médica y psicológica…) ha estado suspendida por la cuarentena. Lo único que ha funcionado siempre es el comedor”, explica el salesiano Fabián Alonso sobre la imagen que se repite a diario en Almagro. “Cada día más personas vienen a apuntarse, y esto va a seguir en amento”.

Tres son los lugares en la actualidad en los que los Salesianos de Almagro reparten alimentos a los más necesitados: el comedor de la parroquia San Carlos y María Auxiliadora, el comedor del colegio San Antonio y otro más en el gimnasio del colegio San Francisco de Sales. “En alguno hemos puesto un tope, porque no podemos atender a más de 250 familias, pero está claro que este servicio no cubre las necesidades que hay”, recalca el padre Alonso.

“La gente es muy agradecida, pero está muy triste y desesperanzada”.

Sobre la situación que viven los más vulnerables, Alonso hace hincapié en que “la gente lo está pasando muy mal. Cada día recibimos a más personas que vienen a apuntarse”. Los Salesianos, gracias a voluntarios laicos de la Familia Salesiana y a fieles de la parroquia, tratamos de ofrecer una comida sustanciosa y caliente. “No queremos simplemente dar bocadillos, sino comidas consistentes porque a lo mejor es la única que toman al día”.

Pero el coronavirus también ha cambiado el servicio del comedor. Atendemos desde hace años a personas que viven en la calle, pero ahora también a familias que se han quedado sin ingresos: “Llegan a la puerta, entregamos bandejas y cubiertos desechables en una mesa y lo recogen, porque ahora no se puede comer en el interior”.

El sistema que utilizamos los Salesianos es un método de reparto con un censo propio. Cada familia se lleva una bolsa con entre 10 y 12 alimentos. Estas contienen arroz, azúcar, leche, lentejas, melocotones en almíbar, carne, queso, cebolla, papa, calabaza, manzana, naranja y pan.

“Los beneficiarios tienen que traer documentación y nosotros le hacemos una ficha con sus datos y los de los integrantes de la familia. De esta forma armamos un banco de datos porque los Salesianos de la zona trabajamos en red para que una misma persona no reciba el beneficio en varios lugares”, explica Alonso.

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