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Ver todas las noticiasEmergencia Ucrania. La llegada de los refugiados a Polonia: poco equipaje y mucho dolor
Más de tres millones de personas han abandonado Ucrania por la guerra cuando aún no se ha cumplido un mes del comienzo de los bombardeos por parte de Rusia. Polonia se ha convertido en el país con mayor número de ucranianos acogidos, con más de dos millones de personas. La solidaridad en Polonia se encuentra a cada paso, y contrasta con las emociones y el dolor que reflejan las caras de los miles de personas que cada llegan en autobuses y trenes a las principales ciudades del país.
Katrya y Julija son madre e hija y llevan dos semanas en Polonia. Huyeron cuando todo empezó y antes que las bombas llegaran a su pueblo, al este de Ucrania. Lo único positivo que encuentra Katrya a esta “terrible situación” es que su hija de 6 meses no se ha enterado de nada. Ahora duerme en un cochecito que le dieron en la frontera, pero antes de salir de Ucrania cargó con ella en brazos durante dos días además de con una pequeña mochila.
Ambas conviven con otras mujeres con niños y niñas menores de edad en una casa salesiana. “Nos ayudamos entre todas, pero no podemos olvidar por qué estamos aquí”, explica Katrya. “Algunas familias están compuestas por la abuela, la madre y varios niños. Es una suerte tener a tu madre cerca, pero para las personas mayores también ha sido más difícil la marcha”.
Las horas pasan muy despacio y siempre pendientes del teléfono. “No vemos las noticias en la televisión porque sufrimos mucho. Sólo queremos poder hablar con nuestros maridos y nuestros padres sin pensar que puede ser la última vez”, comenta la joven Katrya con la voz quebrada.
Polonia es un ejemplo de solidaridad en la acogida y en la ayuda a las personas refugiadas
Los oratorios y centros juveniles de los Salesianos en Varsovia se han convertido en casas de acogida. Reciben todo tipo de ayuda material y la reparten entre todas las familias. “Algunas están unos días y después se van porque tienen familia en otro país”, pero Katrya sólo piensa “en que la guerra acabe pronto y en poder regresar a casa”.
Miradas perdidas, pérdidas de apetito, situaciones de estrés… “la ayuda psicológica es una prioridad porque han vivido un gran estrés y en muchos casos traumas”, asegura un misionero salesiano. “Al llegar muchas mujeres cuentan situaciones horribles y muestran en sus móviles fotos catastróficas de la guerra, por eso aquí tratamos de ofrecerles un hogar, ayuda, comida, higiene y salud durante el tiempo que necesiten”.
La mayor preocupación de los Salesianos en los países de acogida son los menores: “Nos preocupa su escolarización y también crear el ambiente adecuado para los que viajan solos”. Katrya agradece la ayuda que están recibiendo en Polonia y espera “que sirva para lograr la paz cuanto antes. Los autobuses llevan la bandera de Ucrania, hay carteles de solidaridad por la ciudad, todo el mundo quiere ayudarte… ojalá que no se olvide pronto nuestro sufrimiento”, finaliza.