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Ver todas las noticiasFelisa, la joven campesina indígena que vive a tres horas de la universidad en Ecuador y sueña con ser enfermera
Felisa tiene seis hermanos, vive en una comunidad originaria a casi 4.000 metros de altura y es el único miembro de la familia que estudia. Tiene un hijo de cinco años y su sueño es convertirse en enfermera rural. Estudia en la Universidad Politécnica Salesiana en Cayambe (Ecuador), pero cada día tarda tres horas en llegar a clase y otras tres en regresar casa. “Mi sueño es graduarme y estoy sacrificándome todo lo que puedo, pero también tengo mucho miedo a las dificultades”.
“Sólo hay un bus a las 6.30 horas que me lleva a la ciudad. Siempre llego tarde a clase y si se avería tengo que pedir ayuda en el camino para que me lleven en moto”, cuenta Felisa, una joven indígena que sueña con ser enfermera. Es la única de la familia que estudia y todos la apoyan. Son siete hermanos y viven en una comunidad con pocos habitantes situada a 3.780 metros de altitud.
Pero lo peor es que Felisa tarda tres horas en poder llegar a la universidad y emplea otras tres horas para regresar a casa. “Me levanto a las cuatro de la mañana para ordeñar a las vacas, dejar la casa arreglada y realizar las tareas. La mayoría de los días llego a casa a las diez de la noche y muchos días no duermo por hacer las tareas ”, explica.
La carrera de Enfermería que imparte la Universidad Politécnica Salesiana son nueve semestres: “Estoy en el segundo semestre y gracias a la Casa Campesina de Cayambe puedo pagar la mitad de la matrícula. Me llamó la atención esta universidad porque se preocupa por la población indígena. Por todo esto quiero cumplir siempre con mis tareas, pero a veces es imposible porque no tengo internet”, comenta Felisa.
“Me levanto a las cuatro de la mañana y llego a casa a las diez de la noche. Muchos días no duermo”
La joven demuestra con sus palabras que es una líder y que está dispuesta a cumplir su sueño: “Participo todo lo que puedo en mi comunidad y también ejerzo de promotora de salud. Participé en talleres y me di cuenta de que me gustaba compartir y ayudar a los menores y a las personas más necesitadas. En mi zona hay mucha desnutrición y el clima es muy duro por el sol y la altura”.
Fue una amiga que trabaja en un centro de salud en la comunidad de Cangahua “la que me animó a estudiar. Ahora, aunque no soy profesional, trato de orientar y apoyar a quienes me preguntan o necesitan algo de mí. Sueño con ser enfermera y trabajar en centros de salud rural”.
Felisa, junto a su clase, ha comenzado las prácticas. Una vez a la semana se desplazan a comunidades escolares alejadas de la ciudad para revisar la vista, pesar, medir a los alumnos y enseñarles hábitos de nutrición e higiene.
Ni los compañeros de Felisa ni la mayoría de sus profesores conocen la situación que atraviesa a diario para llegar a la universidad. “Quiero conseguir mi sueño con mi esfuerzo y por eso me preocupan y me dan miedo las dificultades. No sé si podré seguir pagando la carrera y por eso sé que tengo que esforzarme al máximo cada día”, finaliza.