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Ver todas las noticias‘Infancias robadas’, la lacra del trabajo infantil que sufren más de 160 millones de menores en el mundo
El Día contra el Trabajo Infantil que se conmemora hoy pretende, desde 2002, sensibilizar y concienciar contra esta lacra que afecta a más de 160 millones de menores en el mundo. No pueden ir al colegio, apenas tienen tiempo para comer, no descansan ni los fines de semana y no saben lo que es jugar con otros niños y niñas. Muchos incluso, trabajan antes de saber leer y escribir… Deberían estar en la escuela y no realizando actividades de adultos porque, además, en casi la mitad de los casos, 79 millones, realizan actividades peligrosas para la salud.
Shindar trabajaba con 11 años en un horno de ladrillos en el sur de India. Vive con dos hermanas y el marido de una de ellas, que estaba en deuda con el dueño del horno. “Dormía en un rincón, en una pequeña colchoneta y sólo descansaba medio día a la semana”. Elda tiene 13 años y es de Bolivia. Huérfana de padre, desde muy pequeña vendía empanadas con su madre en una avenida de la ciudad de Santa Cruz. “Me levantaba muy pronto para ayudar a mi mamá y regresaba a casa muy tarde”.
En ambos casos, los misioneros salesianos intervinieron para que dejaran de trabajar, fueran a la escuela y pudieran relacionarse con otros niños y niñas como ellos. “Ahora estoy en cursos de nivelación y tengo muchas amigas”, comenta Elda.
Los niños y las niñas son una mano de obra barata, silenciosa y fácilmente reemplazable. El trabajo infantil supone que estén alejados de sus familias y sufran todo tipo de abusos. Son trabajadores silenciosos y obedientes porque no conocen sus derechos ni tampoco otra realidad. Más de 160 millones de menores, uno de cada 10 en el mundo, sufre esta lacra.
Cargar mercancías en las estaciones, vender en la calle, trabajar en el campo, en las fábricas, en las minas o como servicio doméstico son algunas de las ocupaciones que realizan los menores en el mundo y que les privan de ir al colegio y de disfrutar su infancia. Muchos, incluso, en condiciones de esclavitud y con actividades muy perjudiciales para su salud. La pregunta a un menor nunca debería ser ¿estudias o trabajas?
La educación es la mejor herramienta para acabar con las lacras del trabajo infantil y la explotación
Las causas del trabajo infantil son la pobreza, la falta de educación, la desestructuración familiar, los conflictos, las desigualdades y hasta la tradición… por eso los misioneros salesianos visitan los mercados, las fábricas donde millones de niños trabajan y hasta duermen para hablar con los patronos y con las familias para hacerles entender que los menores deben tener tiempo para ir a la escuela, para jugar y para descansar. Rescatan a estos menores del trabajo infantil para que puedan recuperar su infancia y hacer actividades como les corresponde a los niños y niñas de su edad.
Para luchar contra el trabajo y la explotación infantil, desde Misiones Salesianas lanzamos la campaña Infancias robadas. Queremos que estas lacras cotidianas y silenciosas no sigan aumentando y que todos los menores tengan la oportunidad de acceder a la educación en un ambiente familiar y dejen de ser adultos a destiempo.
Para explicar este problema y este derecho de la infancia, el 21 de septiembre estrenaremos en Madrid el documental Canillitas, que protagonizan cinco menores trabajadores de República Dominicana a los que el encuentro con Don Bosco los ha acercado a la escuela y a querer cumplir sus sueños y los va alejando poco a poco del trabajo en la calle.
Sabemos que el cambio comienza con un lápiz, una pizarra y un profesor, y por eso la educación y el acompañamiento son las claves de nuestro trabajo en el mundo. Cada año, los misioneros salesianos convierten a miles de menores en protagonistas de sus vidas y con grandes oportunidades de futuro gracias a la educación.
