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23 diciembre, 2025

El deseo de paz nos une en Navidad a los misioneros y a la infancia y a la juventud por la que trabajamos en el mundo

Cada año las desigualdades que afectan a la infancia van en aumento. Las cifras de los niños y niñas que viven situaciones de pobreza en el mundo, que no van a la escuela, que son obligados a trabajar, que sobreviven en las calles porque son huérfanos, que se ven obligados a vender sus frágiles cuerpos para poder comer, o que son reclutados para combatir en primera línea u obligados a casarse con adultos resultan inasumibles. En MISIONES SALESIANAS no perdemos la esperanza y, junto a los misioneros salesianos, seguimos trabajando en los cinco continentes para combatir las injusticias, proteger y acompañar a los menores y ofrecerles educación para que se convierten en los protagonistas de su futuro. Por eso, esta Navidad, queremos que la paz se convierta en una realidad para ellos y que puedan vivir y celebrar el nacimiento de Jesús en un ambiente de familia.

Queremos que la esperanza y la luz que representa la Navidad se haga realidad en la vida de miles de niños y niñas que a diario ven vulnerados sus derechos. Deseamos que encuentren un ambiente acogedor y de familia junto a los misioneros salesianos en 137 países de los cinco continentes. Ojalá que puedan cumplir sus sueños a través de la educación y que nuestra solidaridad los ayude a vivir su infancia con dignidad y a que sus derechos se reconozcan y respeten.

Sin embargo, estos buenos deseos se dan bruces con las cifras de los derechos vulnerados de la infancia en el mundo y que deben sacudir nuestras conciencias: uno de cada seis menores en el mundo vive en contextos de pobreza. más de 160 millones trabajan para ayudar a sus familias o para sobrevivir; 426 millones están en medio de conflictos armados; más de 270 millones no van a la escuela; mil millones sufren algún tipo de violencia; 50 millones padecen desnutrición severa; 37 millones han dejado sus hogares para convertirse en desplazados, migrantes o refugiados; hay 12 millones de menores que cada año contraen matrimonio de manera forzada, un millón de niñas cae en redes de prostitución cada año, 24.000 niños y niñas mueren cada día por falta de atenciones básicas…

El mundo necesita nuestra solidaridad para formar, como decía Don Bosco, “buenos cristianos y honestos ciudadanos” que, gracias a la educación, transformen sus vidas y ayudan a mejorar el futuro de la humanidad.

La Navidad debe ser luz y esperanza y no un día más en la supervivencia diaria para niños y niñas

En estos días, en diversas zonas en el mundo la Navidad pasará inadvertida y será un día más en la supervivencia diaria o en la rutina del ambiente de violencia en que vive la población: la situación en Oriente Medio, la guerra en Ucrania, en Sudán, en RD Congo… la pobreza, los desastres naturales y las consecuencias del cambio climático abocan a millones de personas, y especialmente menores, a una situación de indefensión.

Por eso en Navidad deberíamos sentirnos más cerca que nunca de todas aquellas personas que sufren y vivir ese espíritu de encuentro y reconciliación. Tan sólo el sufrimiento de una persona sería suficiente para entregarnos al espíritu de la Navidad, pero es que son millones de personas en el mundo los que necesitan nuestra generosidad para tener esperanza y poder conseguir la anhelada y necesaria paz para vivir.

Los programas salesianos repartidos por el mundo se llenan estos días de ambiente festivo en donde no faltan los juegos y los regalos para los más pequeños. En Oratorios, centros juveniles, parroquias, albergues, internados, refugios y hasta en los asentamientos de refugiados, los misioneros salesianos intentarán trasladar la alegría y la esperanza de la Navidad y el objetivo de la paz estable y duradera para todos. ¡Feliz Navidad!

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