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Ver todas las noticiasLa Brigada de la Alegría: la excusa perfecta para jugar y divertirse en Ciudad Juárez al estilo salesiano
Hace una década Ciudad Juárez vivió tal ola de violencia que por la noche existió un toque de queda invisible pero efectivo. Nadie andaba por las calles y los parques dejaron de ser de los barrios y lugar de encuentro de los jóvenes para pasar a ser de los traficantes y de los cárteles de la droga. La extorsión a los negocios hizo temer a todo el mundo por su vida. En cualquier lugar y en cualquier momento alguien podía ajustar cuentas con un arma y sembrar más miedo aún con más muertes inútiles e inocentes.
Los Salesianos se propusieron devolver la alegría que faltaba en los barrios más pobres y peligrosos y también devolver la infancia que se estaban perdiendo las nuevas generaciones de Ciudad Juárez con lo que mejor sabía hacer Don Bosco: los juegos al aire libre. Así fue como surgió en 2012 la Brigada de la Alegría, dentro de los oratorios salesianos de la ciudad, y que hasta contó con ayuda estatal en los primeros años para trasladarse a casi una veintena de zonas como si fuera un circo itinerante.
Una furgoneta identificativa, camisetas, banderas y tambores son la tarjeta de presentación de un grupo de salesianos y voluntarios que llegan a un parque al atardecer y dan vueltas con música y canciones llamando la atención de los más pequeños para animarles a participar en divertidas coreografías y juegos.
Alrededor de un centenar de menores se sigue uniendo a esta Brigada de la Alegría que, tras dos horas de música y juegos, concluye con un pensamiento aplicable a la vida diaria y una merienda para los participantes, a los que se invita a asistir al oratorio más cercano o a participar en la próxima visita a su zona.
En los últimos años la Brigada de la Alegría también visita dos veces a la semana a los menores que se encuentran en el CERSAI (Centro de Rehabilitación Social de Adolescentes Infractores) de Ciudad Juárez, una de las prisiones para menores de entre 14 y 18 años por delitos de sangre, fuerza o secuestro. Como en los tiempos de Don Bosco, voluntarios y salesianos realizan juegos y dinámicas para que a la salida del centro puedan comenzar una nueva vida alejados de las pandillas y retomando los estudios. Incluso pasaron con ellos los días de Navidad durmiendo en sus módulos y plantean repetirlo este año.