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10 octubre, 2019

Los Salesianos abren las puertas de su Universidad Politécnica para acoger a más de 3.000 indígenas

La crisis económica y social que vive Ecuador en las últimas semanas ha desencadenado una ola de protestas de los ciudadanos y de represión por parte de las fuerzas gubernamentales, pero también de solidaridad para atender a los miles de indígenas que han llegado a la capital del país, Quito, para defender los derechos de los más necesitados. Los Salesianos han abierto las puertas de su Universidad para acoger y atender a más de 3.000 personas llegadas de todos los puntos del país.

Dinero del Fondo Monetario Internacional (FMI) para paliar la grave crisis económica a cambio de duras medidas económicas del Gobierno han convertido el país en un polvorín y la población ha salido a la calle para manifestarse por unas medidas que perjudican a los más vulnerables.

El paro del transporte, que ha paralizado el país, y la movilización de más de 40.000 personas de las distintas comunidades indígenas del país han puesto contra las cuerdas al Gobierno, que ha trasladado la capital del país a Guayaquil y ha decretado el toque de queda en diversas zonas para intentar frenar las movilizaciones ciudadanas.

Los Salesianos, que desde su llegada a Ecuador en 1888 se han caracterizado siempre por el cuidado y el acompañamiento a las comunidades indígenas para preservar su cultura y tradiciones, han abierto las puertas de la Universidad Politécnica Salesianas para acoger a más de 3.000 personas en sus jardines y en su coliseo para que tengan un lugar donde poder descansar.

“La solidaridad se ha desatado con ellos y los propios estudiantes se han organizado para conseguir colchones y mantas, hacer turnos en la enfermería improvisada y cocinar alimentos para ellos”, destaca uno de los miembros de la comunidad educativa.

Llegan cansados de andar y en muchos casos heridos por los gases lacrimógenos con los que responden las fuerzas policiales, o por las caídas, y en el coliseo de los Salesianos, como ocurre también en la Universidad Católica, encuentran un lugar para no dormir a la intemperie. Sin embargo, la llegada masiva de personas en los últimos días ha hecho necesario habilitar patios, jardines y soportales como lugar de descanso para quienes quieren reivindicar de forma pacífica sus derechos y defender a su país.

Los Salesianos han abierto sus puertas de corazón, como ya lo hicieron en anteriores ocasiones de conflicto a las comunidades indígenas de la Amazonía, de la Sierra y afroecuatorianas, como una gran familia, pero también deseamos que no haya derramamiento de sangre ni que haya que lamentar víctimas mortales, y que la paz y la justicia social se impongan como argumentos frente a los meros intereses económicos”, reflexiona uno de los jóvenes que está ayudando como voluntario a los indígenas.

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