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Ver todas las noticiasEl Centro Don Bosco de Mekanissa, el único hogar de los menores más vulnerables de Etiopía ante el coronavirus
Addis Abeba es la capital de Etiopía, pero más allá del desarrollo vertiginoso, las industrias y los negocios, hay otra realidad desconocida, la de los suburbios que hay alrededor de la gran ciudad, y donde vive la población más pobre. En Mekanissa, uno de estos barrios, se encuentra el Centro Don Bosco, el único hogar para niños de la calle y ahora mismo su único refugio ante la pandemia del coronavirus.
En este lugar, cuatro salesianos, entre ellos el padre Angelo Ragazzo y el coadjutor Donato Galetta acogen desde hace más de 30 años a los más pequeños y pobres del país. Son niños que provienen de vivir en las calles, que tienen entre 2 y 15 años, y que sobreviven en un estado de extrema pobreza. Los Salesianos acogen en el Centro Don Bosco a alrededor de 400 de estos menores ofreciéndoles comida, salud y educación.
La pandemia mundial del coronavirus, sin embargo, ha obligado a los Salesianos a cerrar sus instalaciones como medida preventiva y mandar a casa a los profesores, pero dejando en ellas a los niños de la calle porque la casa de los Salesianos es su único refugio.
“Ya no salimos a la calle por la noche en busca de chicos porque es demasiado arriesgado”, explica el padre Angelo. Hace una semana los Salesianos recogieron en autobuses de las calles a todos los chicos que encontraron para ayudarlos en estos momentos de emergencia. “Don Bosco hubiera hecho lo mismo”, asegura el misionero.
El Centro Don Bosco Mekanissa ofrece a 400 menores en situación de calle alimentación, salud y educación.
Durante este periodo de cuarentena se organizan con los muchachos del Centro Don Bosco trabajos manuales, clases especiales, torneos deportivos, música y películas educativas…
“Tenemos suficiente comida, agua y combustible como para hacer funcionar los generadores, las bombas de agua y los refrigeradores durante varios meses. Tenemos mucho jabón para lavarnos, alcohol para desinfectar, paracetamol y medicamentos de primeros auxilios… Nadie sale de la valla y los pocos que entran, como los guardias, los cocineros y los asistentes sociales, tienen que lavarse las manos con jabón en la entrada y limpiarse los zapatos”, continúa el salesiano.
Por desgracia, la preocupación de los Salesianos es por lo que hay fuera. “Mirando fuera de la valla no se nota ningún cambio en el comportamiento de la gente. Miles y miles de personas van y vienen. Restaurantes y tiendas abiertas, bancos y supermercados abarrotados, tráfico muy pesado… La actitud general de la gente parece estar orientada a los negocios, como siempre. No sé por cuánto tiempo, porque el número de personas infectadas crece día a día”.
Hay muchos niños y jóvenes de la calle en Etiopía y los Salesianos no pueden seguirlos a todos, pero gracias a la solidaridad de los bienhechores de todo el mundo hacen todo lo posible por todos aquellos a los que pueden llegar, tratando de hacerlos crecer sanos, fuertes y, sobre todo, que se sientan queridos, especialmente en estos momentos de emergencia sanitaria mundial.