El hambre no debería ir a la escuela
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Hambre. En muchas partes del mundo, los niños, niñas y jóvenes que acuden a nuestros centros lo hacen sin una buena alimentación o, en demasiados casos, sin ninguna. Van con hambre a la escuela.
Esto implica que no tienen la energía necesaria para aprender y dar lo mejor de sí mismos.
Leyna recorre 13 kilómetros todas las mañanas para ir a la escuela sin haber comido. Por la tarde regresa a su casa también con el estómago vacío.
¿Cuánto tiempo crees que tardará en dejar la escuela?
Nuestro compromiso
En todos nuestros proyectos damos un plato de comida diario, porque con el estómago vacío no se puede llenar la mente. Porque la educación que reciben no les servirá para nada si su preocupación es conseguir algo de alimento para llevarse a la boca. Con tu ayuda podemos mantener este compromiso y ofrecer a niños, niñas y jóvenes un presente sin hambre cada vez que acuden a la escuela, y que su única preocupación al entrar en clase sea aprender para construir un futuro mejor para ellos y las comunidades en las que viven.
Ayúdanos a acompañar la educación con una buena alimentación
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