La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define el trabajo infantil como “toda actividad laboral que priva a los niños y niñas de su niñez, de su potencial y de su dignidad, y que es perjudicial para su desarrollo físico y psicológico”. Se asocia a menores que viven en situación de calle, que no van a la escuela o que la abandonaron, pero en muchos casos lo hacen para contribuir a la complicada situación económica de sus familias.
El trabajo infantil es la lacra cotidiana y silenciosa de la infancia en el siglo XXI
Más de 160 millones de menores -97 millones de niños y 63 millones de niñas- trabajan en el mundo. Muchos lo hacen incluso antes de aprender a leer o a escribir y al menos la mitad en condiciones de explotación y en actividades peligrosas para su salud.
Están en campos de algodón, recogiendo cacao, café, té o caña de azúcar, en los basureros, cargando mercancías, en las fábricas, vendiendo en la calle, limpiando zapatos, como empleados de hogar…
DERECHOS VULNERADOS
A la educación
No pueden ir a la escuela porque tienen que trabajar.
A la protección
Realizan actos ilegales y son explotados física, psicológica y sexualmente.
A la supervivencia
En muchos casos ponen en peligro su integridad física y su salud.
CAUSAS
DATOS
Uno de cada 10 menores en el mundo es víctima del trabajo infantil
La esclavitud doméstica afecta a más de 40 millones de menores
Casi la mitad de los más de 160 millones de niños y niñas que trabajan en el mundo tiene entre 5 y 11 años
Cerca de 1,8 millones de menores en el mundo son explotados sexualmente con fines comerciales, y la mayoría son niñas.
79 millones de niños y niñas realizan trabajos peligrosos para su salud
Gracias a tu ayuda, los misioneros salesianos luchan contra el trabajo infantil en más de 70 países con el Sistema Preventivo de Don Bosco y con programas que salen al encuentro de estos menores para ofrecerles educación.
Hace un año los padres de Colette la entregaron a un familiar para darle una educación mejor, pero empezó a trabajar como sirvienta y no la dejaban salir. Un día fue al mercado y los misioneros salesianos le preguntaron por qué estaba sola. “Ahora vivo con otras chicas en el Centro Don Bosco. En vacaciones vuelvo a la aldea con mis padres”.
Pablo, 9 años (Colombia)
“Mi padre siempre trabajó en una mina ilegal en Amagá y me enseñó a meterme por huecos y conseguir materiales donde ni él ni las máquinas llegaban”. Los Salesianos lo alejaron del trabajo infantil y hablaron con su familia. “Entendí que eso era muy peligroso y comencé a ir a la escuela, y también ayudan a mis padres para que puedan encontrar otro empleo”.
Son sólo dos historias de explotación infantil. Tu colaboración es muy importante para alejar a los menores del trabajo y la explotación y convertirlos en protagonistas de sus vidas gracias a la educación.