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Ver todas las noticiasTomas de agua de los Salesianos para calmar la sed de los ciudadanos de Venezuela
La crisis humanitaria en Venezuela se vuelve cada día más crítica. La falta de comida y de medicinas, unida a los continuos cortes de luz, ha dejado sin suministro de agua a gran parte del país y abocan a la población venezolana a una catástrofe sanitaria. Ante esta situación, la Conferencia Episcopal venezolana ha emitido un nuevo mensaje con el título ‘Tengo sed’, donde recuerdan tres ideas fundamentales: “Reafirmar la dignidad de la persona humana y sus derechos inalienables; los delitos de lesa humanidad y la necesaria conversión”.
Este mensaje de la Presidencia del Consejo Episcopal Venezolana (CEV), al que pertenece monseñor Raúl Biord, salesiano, recuerda lo que él manifestó hace algunas semanas: “Duele ver la imagen terrible de una madre que lleva al depósito de cádaveres a su hija en brazos, fallecida durante los cortes de luz. Duele ver enterrar decenas de niños que no tuvieron medicinas o electricidad para salvarse. Duele ver el escenario de miles de venezolanos que deben recorrer miles de kilómetros en busca de un futuro”.
Debido a los cortes de luz los habitantes de muchas zonas de Venezuela llevan semanas sin suministro de agua porque sin luz no funcionan las bombas que proveen de agua potable a la ciudad. La gente la busca donde sea y hay personas que recogen agua de algunos manantiales que parecen ser limpios pero que, en realidad, son el retorno de aguas residuales de la ciudad.
Ante esta situación, los Salesianos en Los Teques ayudan a calmar la sed de esta población sedienta; no sólo del líquido elementos, sino también de democracia, de libertad, y de manera especial de futuro gracias a la esperanza que infunden.
Con el anuncio del Gobierno del inicio de 30 días de racionamiento eléctrico en Venezuela, el Instituto Salesiano Padre Ojeda y el núcleo de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), en Los Teques, ha habilitado dos tomas de agua para surtir a las comunidades cercanas desde las 5:30 de la mañana y hasta las 8 de la noche.
“Estoy agradecido con los Salesianos, que colocaron estas dos mangueras para poder agarrar algo de agua, estamos desesperados”, indicó una de las personas en la cola a la espera de su turno para llenar garrafas y cubos en compañía de su nieto.