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28 octubre, 2021

La obra salesiana de Don Bosco Ngangi, en RD Congo, contribuye a la pacificación de la región de Kivu

El Centro Juvenil Salesiano Don Bosco Ngangi, en República Democrática del Congo, ha sido declarado un espacio idóneo para la transformación de jóvenes de alto riesgo y víctimas de violencia comunitaria. Esta designación no es casual, ya que además de su reconocida competencia técnica, de la calidad de sus infraestructuras y de sus formadores, los misioneros salesianos también han convertido el centro Don Bosco en un entorno propicio para la formación de buenos cristianos y honrados ciudadanos con la educación a menores y jóvenes que en algún momento han participado en el conflicto armado en la región de Kivu.

Hace unas semanas, el jefe de la oficina de la Misión de las Naciones Unidas para la estabilización de la República Democrática del Congo, denominada MONUSCO, Julius Fondong, visitó el Centro Don Bosco Ngangi. El objetivo de la visita fue supervisar la situación de los jóvenes excombatientes que permanecen en el centro salesiano formándose y aprendiendo un oficio antes de regresar con sus familias a sus aldeas.

El señor Fondong se dirigió a los jóvenes excombatientes que acogen los misioneros salesianos con estas palabras. “La paz a través de la reconciliación es ante todo una cuestión espiritual. Este centro salesiano de promoción de la fe debe ayudarlos a regresar a su ser interior para que cada uno se reconcilie consigo mismo, con su familia y con su comunidad. De manera que cuando regresen a sus respectivos pueblos sean embajadores de la paz y apóstoles de la reconciliación”.

Jóvenes desvinculados del conflicto armado se ganarán la vida con los oficios que han aprendido

Desde principios del pasado mes de agosto, 74 jóvenes excombatientes están siendo capacitados para realizar tareas de fontaneros, albañiles, peluqueros y esteticistas. También hay algunas niñas y mujeres que fueron víctimas de la violencia comunitaria. Todos forman parte del proyecto para reducir la violencia en las comunidades.

El proyecto salesiano es inclusivo, ya que involucra por una parte a los excombatientes y jóvenes que podrían unirse a grupos armados, y por otro lado a las víctimas de grupos armados, principalmente niñas y mujeres.

Al final de los tres meses de formación, estos estudiantes que han aceptado desvincularse de los grupos paramilitares intentarán ganarse la vida de otras formas y no con la violencia. Serán ciudadanos, artesanos de la reconciliación, de la paz y el desarrollo. “Ustedes todavía son jóvenes, no pueden llevar una vida paramilitar, de conflictos armados o de violencia”, les dijo el titular de la MONUSCO.

A las niñas y mujeres víctimas de la violencia perpetrada por hombres armados, el jefe de la oficina también les recomendó el perdón y la reconciliación para que pueda haber justicia.

Por su parte, el misionero salesiano Jean-Pierre Muhima, director del Centro Don Bosco Ngangi, agradeció al jefe de la Oficina de la MONUSCO por reconocer el mérito de los Salesianos de Don Bosco en la supervisión de los jóvenes, pero también por su contribución a la restauración de la paz social en la región de Kivu devastada por la guerra.

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