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26 julio, 2017

Una gota de educación en Karare en medio de la grave sequía que sufre Kenia

La región de Marsabit es el territorio más grande de Kenia y también en el que la escasez de agua representa una dificultad insuperable que afecta a toda la zona. Sólo el 35% de la población tiene acceso al agua potable. En este ambiente la Familia Salesiana intenta, a través de la educación, dar un futuro mejor a los menores y formar maestros que puedan contribuir a erradicar la pobreza en la zona a la vez que se trata de combatir la grave sequía.

Las fuentes naturales en Kenia están secas la mayor parte del año y para el suministro de agua se utilizan los pozos cuando existe la posibilidad, o lo contrario se usan tanques para recoger el agua de la lluvia, pero no es suficiente para las necesidades de la población y muchas veces estas aguas causan diarreas y contribuyen a expandir las epidemias de tifus.

«Karare es prácticamente una isla en el desierto al borde de un pequeño bosque en el que viven alrededor de 80 elefantes”, relata el padre Felice Molino, misionero salesiano en Kenia que tiene entre sus tareas buscar ayuda y recursos necesarios para las casas salesianas de Kenia y Tanzania, que viven actualmente un momento difícil por la grave sequía.

La sequía también tiene consecuencias desde el punto de vista de la higiene y es relativamente frecuente que los misioneros y los alumnos enfermen de malaria o tifus.

“Las Hijas de María Auxiliadora (FMA) -continúa- dirigen una escuela secundaria para niñas que vienen desde diferentes puntos del desierto: son familias de pastores nómades en las que la mayoría de los niños son enviados a pastar. El trabajo de las salesianas es preparar a los futuros maestros para estas inmensas áreas y con la capacidad de introducirse en el desierto. Dar dignidad y educación a estas niñas es muy importante. Las hermanas lo están haciendo bien y con gran sacrificio”.

“No tienen agua -continúa el padre Molino- y a pesar esta situación, las 200 niñas deben conformarse con el agua recogida de la lluvia que se hace por goteo durante la estación lluviosa. Ellas no tienen una planta de tratamiento de aguas residuales, y lo único que hacen es hervir el agua que beben”.

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