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8 mayo, 2020

La atención a los niños de la calle en Uganda mientras el coronavirus bloquea el país

La situación en Uganda debido al coronavirus parece controlada, pero el país está bloqueado. Las medidas del Gobierno sobre el confinamiento, cierre de escuelas y prohibición de reuniones se extendieron el pasado 15 de abril. Muchas personas encerradas en sus humildes viviendas no tienen alimentos y las que sobrevivían con los pequeños trabajos pagados a diario ahora viven una tragedia. Desde el primer momento hemos pensado en acciones concretas para estar al lado de la población que más sufre esta situación.

Desde Don Bosco CALM (Children and Life Mission) los misioneros salesianos ayudan a la población en medio de la pandemia. La comunidad salesiana ofrece desde hace varias semanas algunos alimentos a las familias vecinas más vulnerables. Entre ellas, se han seleccionado a las de los menores beneficiarios de CALM para mostrar cercanía a los afectados por la pandemia de coronavirus.

Entre los alimentos ofrecidos se encuentran arroz, harina de maíz y frijoles. A primera hora de la mañana los salesianos preparan los lotes de alimentos en bolsas. Más tarde, y guardando la distancia de seguridad y lavándose las manos, entregan los alimentos a las familias. El temor es que esta situación empeorará con el tiempo porque hay muchas personas en el país que ya están sufriendo la falta de alimentos.

Otro de los sectores que más está sufriendo el confinamiento son los niños y niñas que viven en la calle. Ellos no pueden acceder a agua limpia y tampoco  tienen dinero para comprar jabón o desinfectantes. Un estudio realizado por el Gobierno de Uganda indica que sólo en la capital del país, Kampala, hay más de 30.000 menores en situación de calle.

Los menores en situación de calle viven expuestos al contagio al no tener acceso a un hogar ni a higiene.

En Kampala era común encontrar menores  sentados en la aceras esperando a que el tráfico se detuviera para comenzar a mendigar. Otros menores en situación de calle sobreviven buscando alimentos en la basura, robando o dedicándose a la venta de drogas.

Uno de los trabajadores sociales de Don Bosco CALM se desplazó al centro de la capital hace unos días en su bicicleta para conocer su situación. Ningún menor está sentado en las aceras, ni buscando comida porque no hay apenas coches ni personas. Sin embargo, vio a muchos sentados juntos, en condiciones desesperadas, preguntándose cómo van a sobrevivir estos días.

Hablar con ellos no es fácil porque temen a cualquier persona desconocida y piensan que pueda ser un policía. Sin embargo, el trabajador social de Don Bosco logró hablar con dos niños de la calle que le pidieron que no revelara sus nombres. Uno de ellos, de 15 años mostró su preocupación “porque la vida durante el coronavirus no es fácil cuando no hay dónde ir ni qué comer. No tenemos agua para beber, para lavarnos el cuerpo, no tenemos jabón ni desinfectantes para manos”. 

Otro menor en situación de calle, en este caso una niña de 12 años, se preguntaba cómo sobrevivirá en esta difícil situación. “Me fui de casa cuando tenía 10 años después de ser maltratada por mi madre. Deberían ayudarnos ahora más que nunca porque no tenemos adónde ir”. 

Estamos muy preocupados por los problemas que viven los menores en situación de calle ahora que la mayoría de los países obliga a no salir de casa. A nivel mundial estamos buscando apoyos para garantizar que los menores estén seguros y tengan acceso a los servicios que necesitan para sobrevivir sin exponerse al contagio.

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